Por más que a algunos todavía les pese, hacía rato que Lucybell se había embarcado en giros cada vez más lejanos a los cuidados, texturados y atmosféricos inicios que llegaron a ubicarlos como insignes representantes locales de las vertientes más cercanas al dark e, incluso, del dream pop.
Desde ese punto de vista, la edición de un disco rockero como el EP Primitivo no debería ser tan sorprendente, sino el resultado lógico para una banda que puso fin a su etapa de transición post primer cisma con un tema como "Ver el fin" (2002), y que continuó avanzando en esa senda de descargas eléctricas a través de discos como Lúmina (2004) y Comiendo fuego (2006).
Placas que, en todo caso, aún conservaban cuotas necesarias de pop, oscurantismo y lamentaciones, como para mantener a sus nóveles fieles – que encontraron en ellos la respuesta nacional a sus búsquedas – a la expectativa de sus próximos trabajos.
Sin embargo, poco de eso se percibe al escuchar Primitivo, un disco que suena más cerca de Faith No More que de Siouxsie & The Banshees, pero que pese a ello sigue sonando a Lucybell. Primero, porque el trío hacía rato venía dando señales del camino que estaba recorriendo, lo que además les permite ahorrarse los usuales cuestionamientos a la credibilidad y autenticidad que suelen venir tras los bruscos giros estilísticos dados por algún artista.
Luego, porque el sello primario de Lucybell sigue siendo la inconfundible voz de Claudio Valenzuela, mucho más que cierta batería o determinado bajo. Un registro grave y profundo, del que en ocasiones se aparta para juguetear en falsete (recurso que en vivo suele llevar al límite de lo soportable), como ocurre en "Más".
Se trata del segundo track del disco, que sigue a la apertura con el sencillo "Sur", una canción que de por sí se muestra desafiante, al basarse en el mismísimo himno nacional – dos décadas atrás los Electrodomésticos fueron declarados rupturistas y polémicos por lo mismo.
Dos piezas que bien representan a este Lucybell modelo 2008, una línea más dura de la que sólo en algo se aparta "Divina guía". Una canción de amor en la tradición lucybelliana, con teclados y voces etéreas que se entrelazan en el epílogo.
Un tema que las fans de negro seguramente pondrán en la bandera, pero que no por ello deja de responder al sello de Primitivo: un disco que huele a demo, a sala de ensayo y a viejos amplificadores arriba de un furgón.