El rapero reformado. El que estuvo en prisión yahora va derecho. Snoop Dogg vislumbra el nuevo imperio del reggaetón.
El MercurioAlgo pasa cuando se habla de muerte y relevo en una cultura musical. ¿Alarma de decadencia? El Hip-Hop Town Festival en la pista atlética del Nacional -evento con la baja de Mellow Man Ace-, Zaturno vociferaba que el género no muere, mientras que el mismo día por la prensa Snoop Dogg, la estrella del evento, auguraba al reggaetón como el nuevo hip-hop.
Después de casi cinco horas de música con algunos de los mayores nombres nacionales y foráneos de la corriente, la sensación es que, lejos de morir, el hip-hop muta y a la vez es el mismo. Se alimenta de su historia y clichés como lo hace cualquier otro género. Descalifica si no se es "de la calle", una de las insistencias de los nacionales Zaturno y Rezonancia.
El saludo hacia el tótem fue para B-Real (Cypress Hill), uno de los más reconocibles timbres del rap. Zaturno demostró que Espacial, su último álbum, se disfruta más con audífonos, y C-Funk evidenció que aún carece de un público propio.
Snoop Dogg es una fantasía bien diseñada. La del ex presidiario (y rehabilitado) al que le va bien. En vivo, los sampleos de tiroteos son aderezo constante para canciones sin más destino que ensalzar su carismática figura.