Autoridad en jeans. A los 43 años Chris Cornell es una de las voces obligatorias de escuchar en el rock grunge de los '90.
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Es cierto que las comparaciones son odiosas, pero no se puede pasar por alto que Chris Cornell y su banda tocaron en Chile casi tres horas, incluido un bis de más de cuarenta minutos. Eso no tiene paralelo con los apenas 80 minutos que entregó en Argentina.
Ni el chileno más fanático de Soundgarden o de Audioslave se esperó tamaña dosis rockenadrollera. En la previa se comentaba que el show no sobrepasaría las dos horas, por lo que verlo en escena dos horas y 45 minutos fue casi un exceso. Es una exageración, por cierto, porque con el rock de Cornell nada es un exceso.
Con doce discos entre su carrera solista y sus tres bandas (Soundgarden, Temple of the Dog y Audioslave), el oriundo de Seattle tuvo más resistencia que los propios fans, que esperaron con paciencia las presentaciones de Phoenix y The Dandy Warhol para encontrarse con un sonido perteneciente a otras décadas.
Rock and roll en la tarima
Cornell supo mezclar a la perfección verdaderos clásicos de Soundgarden como "Spoonman", "Burden In My Hand" y "Black Hole Sun", con canciones menos conocidas de títulos como "Jesus Christ Pose" o "Fourth Of July", pero interpretadas con la misma potencia y vitalidad con que fueron creadas hace casi quince años.
Y pese a que el resto del grupo (dos guitarristas, un bajista y un baterista) no tienen los pergaminos que preceden a Cornell, la banda demostró que tiene los atributos para acompañar a un músico que marcó los ‘90 y se transformó en un ícono del grunge y del rock mundial.
A torso desnudo, el quinteto compartió con el público regalando uñetas, baquetas, lanzándoles agua, estirando sus brazos para tomar sus manos y como ya es costumbre, tratando de pronunciar alguna palabra en español, aunque más allá del "gracias", poco se les entendió.
Sin embargo, lo de Cornell no fue precisamente encantar a la audiencia con la efectista solución de aparecer con camisetas de Chile (como lo hizo U2 el día en que Salas le dobló la mano a la selección inglesa en Wembley), de usar efectos visuales o juegos de luces que cuestan millones de dólares (como Soda Stereo pocas semanas atrás). Anoche en Espacio Riesco sólo se escuchó música en un escenario reducido, rock and roll en la tarima, tal como lo exige el grunge: simpleza máxima. Lo único que importa aquí es ver a la banda comprometida con el público y viceversa.
Las canciones, incluyendo a Led Zep
Todo eso se vio en las casi tres horas de concierto, aunque sí hubo algo que quedó en deuda: la locación. Espacio Riesco sigue sin convencer. No es un lugar apropiado para realizar conciertos. Algo que ayer se evidenció con dos hechos concretos: los bajos muchas veces opacaron el resto del sonido producto de un espacio tan cerrado y sin gran altura, y lo que fue aún más evidente, el sofocante calor por la falta de ventilación simplemente obligó a que muchos debieran abandonar el recinto en busca de aire.
Cornell demostró que sus 43 años no han mermado ni su ni su voz ni su físico (ya lo acreditaron las pocas pero enfervorizadas mujeres que gozaron con su trabajado abdomen). El grave ronquido que lo llevó a ser la voz más autorizada del grunge se mantiene intacto, aún con la potencia de temas como "Slaves And Bulldozers" o la calidez de "Finally For Ever", en versión unplugged y dedicado a su mujer, Vicky Karayiannis.
Junto con revivir a Soundgarden, Cornell también repasó su trayectoria con Audioslave ("Be Yourself", "Like A Stone", "I Am The Highway") y se dio (nos dio, digámoslo) el gusto de tributar a Led Zeppelin. "Thank You", acústica, "In My Time Of Dying" y "Whole Lotta Love" sirvieron para homenajear a un grupo de músicos que el mismo día en otro punto del planeta regresaba a los escenarios tras 30 años.
Christopher John Boyle (nombre que le dieron sus padres) cumplió cabalmente con la "deuda pendiente" que tiene el grunge con Chile. Y tal como hace dos años sus compatriotas de Pearl Jam quedaron con saldo a favor, Cornell dejó en Chile una huella que difícilmente se borrará con el tiempo. Menos aún si cumple con su última promesa antes de salir de escena: "No volveremos a tardar 20 años en regresar".
Un show histórico
Set inicial
1. Intro
2. Let me drown
3. Outshined
4. Spoonman
5. Show Me How To Live
6. Hunger Strike
7. No Such Thing
8. You Know My Name
9. Fell On Black Days
10. What You Are
11. Rusty Cage
Set acústico
12. Finally Forever
13. Thank You (Led Zeppelin)
14. Put A Spell On You / Billy Jean
15. I Am The Highway
16. Like A Stone
17. Doesn't Remind Me
Set final
18. Cochise
19. Ty Cobb
20. Zero Chance
21. Arms Around Your Love
22. Be Yourself
23. Out Of exile
24. Black Hole Sun
25. Jesus Christ Pose
26. Can't change me
27. Burden in my hand
28. Seasons / In My Time Of Dying (Led Zeppelin)
29. Slaves and Bulldozers / Solo de batería / 4th Of July / Whole Lotta Love (Led Zeppelin)