Como buena italiana, Laura Pausini es cosa seria. Una cantante que según Álvaro Henríquez, interpretó una de las mejores canciones de la historia: "La soledad" (1994). Aparte de ese hit, su impacto mediático en Chile fue menor. Tal vez porque ella (al igual que la difunta Soraya, por ejemplo) tenía toda la elegancia que carecían chicas más "corpóreas" como Thalía o Paulina rubio. Y tal vez esa "decencia" en arreglos, estructuras cancioneras y look juegan en contra dentro de la canción melodramática latina.
En Italia, sin embargo, la Pausini es una instución. No por nada este disco está grabado ante un repleto mundialista estadio San Siro de Milán ante más de 85 mil espectadores. Y los gritos del público son un mantra que envuelve estas quince canciones (el DVD que lo acompaña incluye 22). Impresiona escuchar como corean la canción recomendada por el líder de Los Tres.
Desde la reveladora "Oio canto" hasta el cierre con "Una storia che vale", el disco actualiza las virtudes y las carencias del pop italiano contemporáneo. A favor, la envidable exhuberancia melódica, buenos estribillos y cierto sonido de guitarras, casi rockero. En contra, una peligrosa cercanía con la producción sonido A.O.R (Adult Oriented Rock) con un exceso de teclados o atmósferas blandas en contradicción con sus apasionadas letras. El mejor ejemplo es "Ascolta il tuo core", donde su tremendo coro, pierde mucho con esos arreglos tan ochenteros.
También hay guiños a los capos del género como el medley que incluye "Mi libre canción" y una versión en francés de "Come I´ll sole all improviso" de Zuchero. Pero es imposible desechar a la cantante. Ya con la foto del estadio lleno (impresiona, de verdad), poniendo atención a sus piruetas vocales y desentrañando los italianísimos secretos de las canciones que interpreta (como "Y mi banda toca rock") empiezas a respetarlas. Aunque todavía a ella le falte rock en el cuerpo.
—JC Ramírez Figueroa