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La huella de Fernando Rosas

La agrupción ofreció un homenaje al maestro fallecido. Pero también destacó la presencia de otra orquesta, aparecida desde su más grande proyecto, las Orquestas Infantiles y Juveniles de Chile.

20 de Diciembre de 2007 | 11:28 |
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Al maestro, con cariño. Dos orquestas tocaron en su recuerdo en el ex Teatro Municipal California y ex Teatro Municipal de Ñuñoa. Desde hoy llevará el nombre de Sala Fernando Rosas.

El Mercurio

En una emotiva ceremonia se realizó un Homenaje al recientemente fallecido maestro Fernando Rosas. Fue organizada por la Municipalidad de Ñuñoa, y en ella se procedió además a rebautizar, el Teatro Municipal de Ñuñoa (Ex California), con el nombre de Sala Fernando Rosas. En el evento, el Alcalde Pedro Sabat procedió a descubrir una placa recordatoria, como también se mostró un video que recordó la inmensa labor desarrollada por Rosas a favor de la música en Chile.

En la parte musical se presentaron la Orquesta de Cámara de Chile, fundada por el maestro, y la Orquesta Sinfónica Estudiantil Metropolitana, que es parte del programa de Orquestas Juveniles e Infantiles, también promovido por Rosas.

En las dos obras interpretadas por la Orquesta de Cámara de Chile se percibió su cuidado y hermoso sonido. Primero en los “Tres tangos” de Astor Piazzolla, en arreglo para clarinete y cuerdas de Luis Rossi, quien además dirigió el conjunto. El trabajo de Rossi capta perfectamente el espíritu que el autor quiso imponer para las obras, enriqueciéndolas además con el sonido del clarinete.

Destacaremos los diálogos y fraseos del primero de ellos, la profunda y casi dolorosa melancolía del segundo, y su balance perfecto, el contrapunto rítmico, entre el solista y las cuerdas del tercero, en el que también el violín solista tiene una parte de importancia. Largas ovaciones premiaron la interpretación.

Alejandro Reyes tomó la batuta en la “Suite música de agua”, con que esta orquesta cerró su presentación. Reyes dirigió desde el teclado, lo que a veces conspiró en contra de una versión más energética, no obstante el sonido orquestal, ahora ampliado, tuvo gran belleza Resaltó los contrastes dinámicos y los cuidadosos fraseos. Quisiéramos destacar el gran resultado obtenido por maderas y cornos, con momentos de gran perfección.

La sorprendente orquesta

No habíamos tenido la oportunidad de escuchar la Orquesta Sinfónica Estudiantil Metropolitana que dirige Felipe Hidalgo. Es un conjunto que asombra por su energía, notable afinación, sentido de fraseo, pero por sobre todo, por la inmensa y contagiosa alegría con que tocan. Miradas cómplices entre ellos y el director, cuando los efectos buscados se consiguen.

En este momento, creemos que la cantidad de violines primeros, es insuficiente, pero la calidad y entusiasmo de sus integrantes, suple la carencia. El programa consultó solo obras de autores americanos contemporáneos, repertorio en el que se muestran muy a sus anchas, y en el que su director Felipe Hidalgo, consigue sorprendentes resultados, dirigiendo todo de memoria con gesto claro y muy expresivo.

Este conjunto es ideal para motivar en la aventura musical, pues estos niños y niñas, tanto como las jóvenes y jóvenes que la conforman, además de tocar, llevan los ritmos, se paran en ciertos compases, casi bailan, además de corear fragmentos, con lo que lograr enfervorizar al público.

El buen manejo de las progresiones fue evidente en “Batuque” del brasilero Lorenzo Fernández, de gran efecto fue el “Huapango” de José Pablo Moncayo, que reúne varias melodías aztecas, destacando el juego de contrastes dinámicos. Plenamente lograda fue la obsesiva progresión del “Malambo” el argentino Alberto Ginastera, y cuando parecía que todo concluía con “Mambo” de Leonard Bernstein, el entusiasmo del público, les obligó a interpretar como encore un “Danzón” N° 2 del mexicano Arturo Márquez.

Esta orquesta fiel seguidora del estilo de las orquestas juveniles venezolanas, muestra la potencialidad del programa de Orquestas Juveniles de Chile, al tiempo que representa una tremenda responsabilidad con estos jóvenes, que con justa razón aspiran a un desarrollo profesional en nuestro país ya que su preparación y talento merecen todo el apoyo estatal y privado.

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