Los Mismos son lo que supuestamente se llama un grupo electrónico, pero funcionan donde los pongan. En estos días es posible oír su música en dos discos en apariencia muy distintos: en su nuevo álbum, Pic nic, pero también en un par de pistas de La hora feliz, grabado en vivo por Ángel Parra Trío, que es supuestamente un grupo de jazz.
Demasiadas suposiciones. Y con trabajos como éstos, lo que los Mismos están haciendo es precisamente desbaratar un poco esas fronteras. "Ese día estábamos juntando estilos irreconciliables y públicos que no tenían mucha relación", recuerda Guillermo Cuti Aste, uno de los músicos del grupo junto a Silvio Paredes y Gabriel Vigliensoni, en alusión a su concierto con Ángel Parra Trío.
Y Pic nic, el tercer disco de Los Mismos, sigue el mismo patrón y revuelve electrónica, hip hop y new wave, como ya se oye en la canción "Taxi" por la radio.
"Lo electrónico es más abierto: se samplea folclor, jazz, rock, lo que sea, se invitan a tocar entre músicos. Los otros géneros quizás son un poquito más celosos", postula Vigliensoni. "Es mucho más lúdica la operación electrónica", coincide Paredes, quien incluso ha vuelto a tocar el bajo como cuando era parte de Electrodomésticos en los '80.
"Un computador no deja obsoleta a una guitarra, porque quizás para una idea vas a seguir necesitando una guitarra. O un cultrún", agrega Paredes. "Cuando ocurren estos cambios siempre aparece ese minishock del futuro y se sataniza una tecnología, pero es un afán historicista medio fuera de lugar, porque las cosas evolucionan de acuerdo a las necesidades".
"El computador o la tornamesa son instrumentos reales. En Inglaterra ahora se venden más tornamesas que guitarras eléctricas", documenta Vigliensoni como ejemplo de esa evolución. "Quiere decir que algo está dando vuelta", interpreta Cuti al vuelo.
Pero tal vez dice algo más: que precisamente los nuevos instrumentos sustituyen a los viejos. "No dice nada. Quizás hay más gente que está siendo DJ", discrepa Vigliensoni. "La guitarra eléctrica, al igual que el motor a explosión, lleva cuarenta años obsoleta", juega de nuevo Cuti.
"Cualquier instrumento tiene su técnica. Darle play a la máquina es fácil, pero te va a salir el demo que le sale a ochocientas personas. Entonces lo que importa es la expresión", concluye Vigliensoni. "Toda formación conlleva una deformación", reflexiona Cuti, con la ponderación que da un aforismo.
Menos elitistas
Los Mismos son lo más parecido a los decanos de la actualidad electrónica chilena, y no sólo por los nueve años de edad del grupo, sino por antecedentes previos de cada integrante: Paredes en Electrodomésticos, Vigliensoni en Lucybell y Aste en Javiera & los Imposibles, entre otros grupos.
"A mí me pasa que estoy más abierto. No tengo celos con el del frente porque sacó un disco, quiero que le vaya bien, que me vaya bien, sé qué cosas quiero y no quiero hacer", dice Vigliensoni. Y de hecho hay gente al frente: Francisco González, Bitman & Roban, Marciano y Mambotour son músicos que han vendido o se disponen a vender discos electrónicos chilenos este año.
"Si están saliendo por lo menos en estos tres meses más discos de música electrónica que de rock es que algo pasa, y las radios tienen que abrirse un poco. No puede ser que la Concierto o la Zero sean las únicas que toquen (esta música). Los pendejos ya no escuchan sólo Shakira", agrega Vigliensoni. "Es estimulante también por el peso de las publicaciones", evalúa Paredes. "Se está haciendo muy buena música en Chile en este género. A un nivel internacional, por hablar en términos comunes".
Los Mismos no comparten la misma postura sobre la discusión instalada por esta revista hace unas semanas acerca del carácter elitista que, por los precios de las entradas y las fiestas fuera del radio urbano, supuestamente tiene la música electrónica en Chile.
"Si cuesta ocho lucas entrar a una fiesta electrónica, ir a ver a Ricardo Montaner, que se supone que es híper masivo, va a costar doce", dice Paredes. "Nuestra menor intención es dejar fuera a gente. Por años se indujo el interés del público en fiestas abiertas en lugares públicos. A la rave de Quintay dudo que haya llegado, como diría un publicista, el segmento ABC1. Creo que llegó gente que tenía interés en ir a una fiesta creativa".
"Johann Sebastian Bach caminó ochenta kilómetros para escuchar a Buxtehude", enseña Cuti. ¿Buxtehude? "Buxtehude. Era un organista. Y Bach caminó los ochenta kilómetros para escucharlo", agrega, con la ponderación que da la historia de la música.