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El cantor austero

Es sueco, tiene nombre latino, canta en inglés y habla español. Es José González, el cantautor de origen argentino que este jueves estará en Santiago para tocar por segunda vez en menos de un año. Aquí adelanta parte de ese concierto y descubre la inesperada relación entre los ritmos africanos de Fela Kuti y su propia música.

21 de Enero de 2008 | 13:04 |

Él es un hombre de pocas palabras. Lo saben quienes asistieron al cine Normandie el 9 de junio del año pasado, cuando visitó Santiago por primera vez. Lo comprobarán también los que estén ahí mismo este jueves 24 y se encuentren con el segundo recital que José González ofrecerá en menos de un año.

Al teléfono desde su casa en Gotemburgo, este sueco hijo de argentinos lo prueba una vez más. Las ideas que lanza casi siempre caben en unos pocos segundos y sus respuestas nunca son demasiado largas. Nada de raro, tratándose de un músico que ha hecho de la economía de recursos una herramienta y un sello distintivo.

Esa vez su debut en Chile fue muy simple: se sentó con su guitarra y cantó, apenas acompañado a veces por el sonido que su pie hacía al golpear el piso. Ahora, explica, la puesta en escena no será muy distinta: “Voy a estar solo, igual que la otra vez, pero iré con unas pocas canciones más ahora que he sacado el nuevo disco”.

Ese álbum se llama In our nature (2007), fue editado en septiembre pasado y ha mantenido a González realizando conciertos casi sin parar, la mayoría junto a Erik Bodin y Yukimi Nagamo, músicos que lo acompañan con sutiles percusiones y coros. “Esperaba que ellos pudieran ir, pero tienen su propio concierto con su grupo, que se llama Little Dragon. Así que no podrán estar conmigo”, explica.

Las escasas diferencias, entonces, con aquella presentación de junio, pasarán por el repertorio: “Va a ser parecido, tocaré la mitad del disco viejo y la mitad del nuevo disco”, anuncia.

-¿Qué recuerdas de tu anterior visita?
-Me gustó mucho. El público era muy bueno y la gente muy amable.

-¿Conociste algo de Santiago?
-No, muy poco, fuimos a un club y también a la casa de unos amigos. De la ciudad, solo lo que pude ver en auto.

-Se confirma lo que dijiste en una ocasión: nunca ves las ciudades que visitas.
-Sí, es medio molesto -dice entre risas-. Pero esta vez mi papá cumple sesenta años y tenemos ganas de salir de viaje. Él irá a Santiago cuando toque ahí, después nos juntamos en Mendoza y seguramente iremos de paseo.

El plan es posible gracias a una de las particularidades de este cantautor. Su historia, en realidad, es la de muchos en este continente. Sus padres cambiaron la dictadura argentina por el frío de Suecia y José González nació en el hemisferio norte, pero ni su físico ni su nombre son el de un sueco.

Hace años que sus padres regresaron a Mendoza, pero él permaneció en Europa y editó un disco (Veneer, 2003) que vendió cientos de miles de copias en el mundo. El éxito fue suficiente para traerlo a este hemisferio la temporada pasada y el músico se presentó también en Argentina. José González, entonces, debe ser el único músico europeo que visita a su familia cuando viene a tocar a Sudamérica.

El protagonismo de una guitarra sola

Lo de José González es la austeridad. Sus discos están construidos apenas con guitarra y voz. La percusión es siempre sutil y esporádica. La mayor cantidad de gente que un concierto suyo se reúne sobre un escenario son los dos músicos que no vendrán a Santiago y que realizan esos acompañamientos.

Su música entera parece estar elaborada con el minimalismo como premisa. “Lo que me gusta hacer con mi música es usar arpegios repetitivos y tratar de encontrar melodías y armonías que se basen en pocos cambios”, explica.

-¿Cuál es el motivo de usar la repetición?
-Me gusta la sensación casi de meditación, que se puede encontrar también en la música electrónica o africana. Creo que es eso lo que me atrae de mantenerme tocando unas notas todo el tiempo o un ritmo muy repetitivo. Es como un mantra.

-¿No te interesa la canción con una estructura definida, el formato clásico de canción?
-En el primer disco he pensado bastante en eso y trataba de evitar el formato clásico de canción, pero en este segundo disco sentía que no me importaba y mientras sonaba bien, sonaba bien. No quería pensar demasiado en eso.

-¿Qué te influencia cuando escribes?
-(Duda y se queda pensando unos segundos). Me ha inspirado mucho ver cosas en la red, escuchar cosas sobre filosofía y también he nombrado algunas veces que me han inspirado algunos libros de religión y ética.

-¿Hay alguno que me puedas nombrar?
- Sí, "The god delusion", de Richard Dawkins, fue una inspiración para el texto de la canción "Abram", que se trata sobre las religiones abrahámicas o monoteístas. Es un chiste diciendo que inventaron algunas historias y después… cook up some myths, then ask for obedience (cocinas unos mitos, después pides obediencia)- termina citando la canción.

Las que José González nombra pueden pasar por influencias curiosas, pero no lo son cuando se escarba en su biografía. Antes de Veneer, dividía su tiempo entre la guitarra clásica y sus estudios de biología molecular. Sus fuentes al momento de escribir, entonces, pueden escapar a lo musical. O encontrar inesperados influjos, lejos del universo de cantautores de guitarra y voz.

-¿Ser solista es algo circunstancial o te atrae hacer una música personal?
-Me gusta como expresión estética. En parte por el sonido que me ha inspirado mucho, como Chet Baker cuando solo tiene guitarra y canto o piano y canto. Y también me gusta la sensación de una persona y una idea, comparado con un grupo, donde eso se hace un poco más indefinido.

-Has nombrado influencias que parecen muy diferentes, como Low, Nina Simone, Fela Kuti, Elliott Smith y el mismo Chet Baker ¿Tienen algo en común?
-En realidad nombro a esos porque son diferentes y no sé si tienen algo en común. Siempre me han gustado distintos estilos de música y no siento que deban tener algo en común.

-Entonces, ¿qué te atrae de ellos?
-Suele ser distinto, porque son distintos estilos. Con Fela Kuti me encantan, por supuesto, los ritmos y lo hipnótico que tiene su música. Además, los textos son políticos pero de un modo medio primitivo - explica, medio riéndose al otro lado del teléfono-. Como en la canción "Zombie", que es una de mis favoritas. En cambio Chet Baker, sobre todo su voz, es muy calmante.

-En tus discos usas percusiones, pero siempre son suaves.
-Sí, en parte es para imitar lo que estaba haciendo en vivo. Además, siempre he sentido que la guitarra es el instrumento principal. El resto solo es ornamento.

-Ya que mencionas a Fela Kuti, ¿hay alguna relación con tu forma de tocar guitarra, con mucho énfasis en el ritmo?
-Sí, por lo menos he tratado en algunas de las canciones de capturar un poco más el ritmo, como en "Killing for love". Ha sido una de las intenciones con las nuevas canciones, tratar de tener un pulso, que no se duerma la gente (risas).

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