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Jukebox

15 de Febrero de 2008 | 20:06 |
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Existía ya un disco de covers firmado por Cat Power. Quien conozca Covers record (2000) sabrá ya que lo que la joven Chan Marshall entiende por "versión" no es el calco sonoro ni la traducción obvia entre géneros distantes (de bolero a punk, por ejemplo), sino una deconstrucción profunda que lleva estándares principalmente de soul y blues hacia su universo de quieto folk. La opción se ajusta bien a canciones que se hicieron famosas precisamente por su austeridad, como el "Don't explain", de Billie Holiday, pero adquiere características de gran desafío artístico cuando lo que se quiere es balbucear a pura guitarra y voz un símbolo de la música de orquesta de salón, como puede serlo "New York, New York".

En una imaginaria línea estilística, Cat Power se ubicaría en las antípodas de Liza Minnelli o Frank Sinatra, y, sin embargo, impulsa ese homenaje a Manhattan con un brío asombroso (por no hablar de lo mucho más convincente que suena en ella aludiendo a sus "zapatos de vagabundo"). Es ese cover, sin duda, lo mejor de un disco que, si bien brilla en el rearreglo de un tema country como "Silver stallion", también se pierde en la intrínseca languidez con la que Marshall estira todo lo que toca. La estadounidense es una cantante ensimismada, que alarga las vocales y a veces se pierde en la estela infinita de la guitarra eléctrica a su lado, lo cual no sirve de mucho cuando se está revisando un tema de, por ejemplo, James Brown.

No es raro que uno de sus referentes principales sea Bob Dylan: lo saluda con un cover de su "I believe in you" y le dedica uno de los dos temas originales del álbum, "Song to Bobby" (el otro, es una nueva versión para su propio "Metal heart"). Cat Power esconde su encanto en la misma furia introvertida que uno agradece en los próceres del folk-rock, que es donde esta cantautora se mira, se modela y hasta merece asociarse. El cineasta Wong Kar-Wai la contrató para un filme y luego la describió como "la hija que nunca tuvieron Charles Bukowski y Jane Birkin". Y nosotros, que odiamos esas simplistas construcciones pop, le concedemos al hongkonés que ésta es una cantautora que destaca por sobre la media, en cuya discografía Jukebox es una parada distractiva antes de acometer otra obra mayor, como la que hace dos años fue The greatest.

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