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Chiquitos pero peligrosos

Ambos grupos, que se presentarán hoy y el sábado respectivamente, constituyen una provocación al rock y pop nacional. Géneros que aún conservan el vicio noventero de tomarse más en serio que sus propias canciones. Sin embargo aparecieron ellos, proyectos de laboratorio tan válidos como The Archies o Menudo, y lograron vender discos y generar algo parecido a "fémomeno" en tiempos de crisis.

20 de Febrero de 2008 | 12:07 |

Uno de los primeros anticuerpos de la industria cultural estadounidense tras la "invasión británica" encabezada en 1964 por los Beatles, The Animals y Rolling Stones fueron las "bandas de laboratorio". Agrupaciones surgidas de "casting" que se dedicaban a interpretar canciones dulzonas y descafeínadas pero que mantenían ciertos ganchos rockeros: ritmo, estribillos fácilmente recordables y una fuerte pulsiones sexual codificada en textos, coreografías y vestimenta.

Antes de eso, en los '50 los adolescentes no eran un mercado muy tentador. Como bien explican los libros de historia, en la posguerra las tasas de natalidad explotaron y sumadas al bienestar económico estadounidense, dio como resultado un monton de gente joven negándose a pasar a adulto tan rápido como se acostumbraba.

De ahí el tremendo impacto de Elvis Presley al volver pop y adolescente el viejo blues aprendido en los barrios negros de Memphis, que siempre fue "música de adultos". ¿Como clasificar a un blanco moviéndose como adolescente en celo? Eso estaba bastante alejado de Frank Sinatra quien era la estrella absoluta junto a Dean Martin, del legendario"rat pack". Pero vaya que resultaba atractivo.

Coros chicle

Y así aparecieron agrupaciones como los Monkees (apoyados por una exitosa serie televisiva y hits como "I'm a believer" (compuesta por un joven Neil Diamond), The Archies (dibujos animados) o The Patridge Family. Más adelante vendrían los New Kids on the Block, las "boys band" y Spice Girls.

El mundo hispano acusó recibo a fines de los '70 y tomando un público más infantil que adolescente: Menudo, Parchis, Onda Vaselina. Agrupaciones que funcionaban como marca registrada y que trabajaban con un equipo de compositores, coreógrafos y vestuaristas. Pop para las masas cuya fórmula va variando en el tiempo sin perder su honestidad (se reconocen como comerciales) y sus tics (coros chicle, voces perfectas, corrección política).

Con el "fenómeno" Six Pack y Amango -que se presentarán en el Festival de Viña hoy y el sábado respectivamente- ocurre algo parecido. Cae la industria y la venta de discos, pero ahí están ellos, en la radio, televisión y revistas. Inclasificables en un contexto donde las bandas de pop comercial actúan como estrellas sin que sus canciones estén a la altura y donde el rock insiste en la "independencia" como valor supremo, más incluso que grabar buenos discos.

Tween pop

Ambas agrupaciones nacieron de casting, claros heredores de las dos formaciones de Supernova y Kudai. Sus ambiciones van por el lado industrial (vender discos, conseguir rating, llenar gimasios) y no por el artístico. Cada movimiento está razonablemente teledirigido: castings (las fotos de Kevin, el maceteado muchacho de Amango son notables), publicidad, repertorio y sobretodo público objetivo. El secreto tal vez, está en que el principal público no son los teens sino los tweens, es decir los pre-adolescentes. Aquellos que aún no han descubierto a My Chemical Romance, digamos.

No hay que ser sociólogo para constatar como Six Pack y Amango catalizan las pulsiones preadolescentes mejor que cualquiera. Los niños ven en estos chicos, un par de años mayores, la prolongación de los conflictos de las series "Karkú" (que originó Six Pack) y Amango. Y además tienen discos y singles como "Chico malo" (Six Pack). Acá el tema de fondo es huir de la niñez a la supuesta libertad de la adolescencia, a través de las canciones y, por supuesto, los típicos enredos amorosos. ¿Qué niño de ocho o nueve puede resistir ese concepto que le venden?

También está el cuento de Raquelita Calderón, una chica tan mimada y conflictiva como su madre, que abandonó Six Pack para convertirse en una Avril Lavigne antes del embarazo. Hace un par de años era encarada tímidamente por CQC. Ahora se está convirtiendo en un objeto de deseo de los mismos adolescentes que reniegan de esta música para escuchar a My Chemical Romance.

Mientras tanto los muy jóvenes muchachos de Six Pack y Amango seguirám sonriendo, cansados de tanto ensayo pero felices de llegar al aun codiciado escenario viñamarino. A una velocidad que sus competidores de la escena rock pop no pueden igualar.

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