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Ancestros

21 de Marzo de 2008 | 16:34 |
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En la música chilena hay recorridos que tienen referentes muy propios, visibles al detenerse por un momento y mirar hacia atrás el camino. Pueden ser Pedro Foncea en el hip-hop, o Joe Vasconcellos en los mestizajes latinos. Y es Antonio Restucci en la creación latinoamericana instrumental que luego han tomado, cada uno a su modo, un guitarrista como Juan Antonio Sánchez, una cantante como Francesca Ancarola y un conjunto como Entrama. Detrás, o antes, está Restucci, que ya adolescente a comienzos de los '70 descubría la Latinoamérica acústica y que desde entonces se ha internado en ritmos folclóricos del continente y hasta en el flamenco, para afianzarse en cada grabación como un referente de ésos.

Éste es el séptimo disco de una coherente historia en la que las cuerdas acústicas han sido líneas constantes, desde los jazzistas que rodean a Restucci en el precursor Hilando fino (1992) y la entrada de cuartetos de cuerdas y de ritmos latinoamericanos en Plaza del ángel (1995), Vetas (1996) y Cenizas en el mar (1999) hasta su incursión natural en Bosque nativo (2000) y su ventana abierta al flamenco y otras fuentes en Crisol (2005). Entre todos ellos Ancestros es uno de sus discos más solistas: solo con mandolina y guitarra, salvo el percusionista Pablo Paredes en una composición, Antonio Restucci profundiza en sus raíces y vuelve a emprender un viaje por Sudamérica.

Algo de malambo o chacarera hay en la exigente "Quebracho", así como algo de landó o festejo peruano parecen tener las notas iniciales de "Amankay". "Agua marina" es una tonada contemporánea, junto al aire de bossa nova de "Praia do sur" y a algunas acentuaciones flamencas en "Promesas del ayer", con el autor multiplicado en dos guitarras simultáneas. La mandolina toma en cambio el protagonismo en "Mandolineando", donde Restucci la hace sonar casi como un cavaquiño brasileño. Más allá de la complejidad técnica real de estas composiciones, es la poesía de las cuerdas las que se predomina, en los pasajes melódicos deslizados al interior de "Río de luz" o incluso cuando "Quebracho" parece tomar al vuelo unas notas de "Gracias a la vida". Y si es en los ritmos donde el autor está conectado a la tierra, es en las armonías siempre personales donde emprende los vuelos mayores. Las de Ancestros y las de Restucci por extensión son obras contemporáneas para guitarra latinoamericana. Y mundial.

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