Sleep through the static

Tal vez la manida anécdota de que Jack Johnson fue primero un surfista y luego un cantante de fama mundial no sea sólo una anécdota, sino nada menos que la explicación del sentido de su música. Después de todo, tras practicar un oficio como el de surfear la ola, tan marcado por el vértigo y la adrenalina, sería redundante tomar la guitarra para componer canciones urgentes y estimulantes. Y ésos son dos cargos que nadie podría presentar a este tranquilo cantante. Por algún lado alguien así tiene que descansar, y se oye claro que Johnson lo hace con sus canciones.

Ya lo probó en uno de sus discos previos, In between dreams (2005), y lo confirma en su sexto álbum. En el estilo franco y parejo de Jack Johnson, los acordes son siempre definidos, el pulso es casi siempre cansino, no hay nunca una levantada de voz siquiera, y en cambio siempre aparece una melodía para seguir con tibieza e intimidad. Puede aventurarse en un ligero reggae en la canción "Hope", pero a partir de ahí se internará sobre todo en una serie de canciones siempre acústicas –incluso las guitarras eléctricas tocadas por Johnson le salen como guitarras acústicas en el fondo–, cantadas con una voz de hombre suave y, esto es literal, quitada de bulla.

Pero es efectivo. Las melodías le salen con naturalidad a Jack Johnson. Cuando se anima a tomar más vuelo en dos momentos del disco, "If I had eyes" y "Go on", además le salen luminosas, y esa misma luz contribuye a un grato despertar de la siesta. Por lo demás es luz natural, lo que es mejor todavía. "Grabado con 100% de energía solar" es el anuncio escrito en la contratapa de este disco, y saca aplausos en una de las fotos interiores, que muestra al cantante de pie sobre los auténticos paneles solares en cuestión. Y eso es mejor que organizar un festival mundial contra el calentamiento global y terminar contaminando más en gasto energético y vuelos en avión. Es otra cosa buena de ser un surfer: un afecto innato y creíble por el paisaje.