La etiqueta equivocada

Benditos sean los prejuicios, porque cuando caen causan más ruido y mayor es el asombro. En el Espacio Riesco y ante cuatro mil personas, la brasileña Ana Carolina (33) debutó en Chile con el cartel one hit wonder, porque internacionalmente sólo es reconocida por la versión de "The blower's daughter" de Damien Rice, bautizada como "É isso aí".

Promediaban diez minutos de concierto y mientras la cantante interpretaba la rockera "Eu comi a Madonna", con sendas proyecciones de contundentes y sensuales damas de los años '50 en actitudes de dominación, Ana Carolina trazaba su campo de juego y triunfo: su voz de grave tesitura y amplio margen copaba la sala, con una banda de apoyo tan escueta como contundente. Apenas una guitarra, un teclado, batería y dos coristas, afiatados a la perfección, sonido que se hacía aún más compacto y seguro cuando Ana Carolina empuñaba el bajo, la guitarra, o se sentaba al piano.

Independiente del instrumento que dominara, o sólo con el micrófono, la cantante brasileña desplegó pop-rock de refinada elaboración, pero recia entrega. La sutileza sobre valorada de la música carioca encuentra un duro contendiente en la manera que Ana Carolina entiende la música popular. Sabe combinar como pocos en el ruedo de la música amigable, energía y sutilezas.