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El rey de todos los conciertos

Los avances de esta orquesta organizada con elementos de otras agrupaciones sinfónicas están a la vista. Con la conducción del joven director ruso Denis Kolobov y la pianista Svetlana Kotova, su compatriota, la orquesta dio un nuevo paso a la consolidación.

11 de Julio de 2008 | 13:27 |
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En algunos pasajes, el conductor orquestal Denis Kolobov transpiró con las velocidades que imprimió en el piano su compatriota rusa Svetlana Kotova.

El Mercurio

El “Emperador” fue el título escogido para el cuarto concierto realizado en el Teatro Oriente en la temporada de la Orquesta Sinfónica de Providencia que dirige el maestro ruso avecindado en Chile Denis Kolobov, y contó como pianista a su compatriota Svetlana Kotova.

La agrupación tiene todas las características de una orquesta en etapa de consolidación, y como seguramente no tiene aún un régimen de ensayos lo suficientemente regulares, todavía no se ha producido el afiatamiento ideal. Su característica principal es la juventud de sus integrantes, que provienen de las principales orquestas de Santiago. Todos ellos tiene reconocidas trayectorias, lo que asegura un sonido de calidad, aunque sin la experiencia de músicos que habitualmente lo hacen juntos.

Kolobov ha realizado importantes progresos como director. Su gesto es ahora bastante claro y los resultados que obtiene dirigiendo obras para orquesta sola son mejores que acompañando. Esto según lo observado en este concierto. Seguramente cuando tenga mayor experiencia, además de los conceptos generales de las obras, trabajará en fraseos más cuidadosos en alguna de las secciones de las obras interpretadas.

No obstante lo anterior, debemos dejar en claro el enorme aporte a la cultura de la capital realizado por esta orquesta, la que fuera creada gracias al interés del Instituto Cultural de la Municipalidad de Providencia. Las dimensiones de orquesta clásica que tiene el conjunto se aviene muy bien con la obertura de la ópera “El Empresario” de Wolfgang Amadeus Mozart, con que se inició la presentación.

En ella se apreció un sonido homogéneo en general y de gran calidad en las cuerdas y maderas, con algunos sonidos poco amables en los bronces, en una versión enérgicamente clásica. Luego el “Concierto para piano y orquesta N° 5 en Mi bemol mayor Op. 73” de Ludwig van Beethoven, es conocido como “El Emperador”, porque según la leyenda alguien en su estreno habría exclamado: “es el rey de todos los conciertos”.

Es una de las obras más populares de la literatura musical y representa un desafío para el solista y para el director, que acompaña al pianista por los constantes ataques en cambios de tempo o en rubato. Svetlana Kotova, sólida pianista rusa, fue la encargada de interpretarlo. Poseedora de una sólida técnica, es dueña de una enorme musicalidad que quedó demostrada a lo largo de la obra. No obstante llamaron la atención algunas libertades de tempo o algunos ascelerando que desconcertaron al director acompañante.

La introducción del concierto fue brillante en la solista. Luego en la orquesta se percibieron pequeños desajustes de ritmo que se acentuaron durante el acompañamiento a la pianista. También fue evidente la falta de peso sonoro en algunas secciones y leves desafinaciones en las cuerdas bajas, mientras que en la solista se apreció fuerza musical.

El segundo y lírico movimiento encontró a los intérpretes en la mejor unidad interpretativa, desde el sonido de las cuerdas en el inicio que confluye posteriormente con el solo en diálogos de enorme belleza. El sereno y poético canto del piano encontró la justa respuesta en cada una de las familias de la orquesta.

Después de la transición que conduce al tercero, Svetlana tomó una velocidad a veces riesgosa que restó claridad a ciertas frases, al tiempo que su enorme potencia y velocidad no fue correspondida por la orquesta tanto en sonido, como el tempo: se produjeron atrasos en el conjunto, lo que a ratos dio la impresión de que los conceptos de interpretación de la pianista y el director no fueran los mismos. Sin embargo el público ovacionó la versión, y luego ante los insistentes aplausos, Svetlana interpretó: “Procesión nupcial” Edvard Grieg, en una versión donde plasmó toda su musicalidad.

La popular y hermosa “Sinfonía N° 4 en La mayor Op. 90” llamada “Italiana” de Felix Mendelssohn, cerró la interesante jornada. En ella se apreció un rendimiento objetivamente mejor en la orquesta, la que fue sometida por el director a grandes exigencias. Desde la gran velocidad de los movimientos extremos hasta una completa galería de contrastes dinámicos, presentes durante toda la obra.

El tema de carácter elegíaco que constituye el segundo movimiento, fue interpretado con gran musicalidad por las maderas y violas, que se contrastó con el contratema del resto de la orquesta. Luego nos encontramos con la gracia del tercero y el hermoso sonido en la sección central. Finalmente, el exultante cuarto movimiento fue tocado a una velocidad desafiante, pero en el carácter lúdico preciso. Esta presentación aplaudida con entusiasmo por el público significó un paso más en la consolidación de la Orquesta Sinfónica de Providencia.

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