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Seeing things

18 de Julio de 2008 | 12:53 |
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Éste sí que es el nuevo Bob Dylan. Aunque el primogénito de Sara y Bob ya había debutado en los '90 con Wallflowers y su celebrado single "One hadlight" (1996). Éste es estreno solista y en las mismas coordenadas que su padre. En efecto, Jakob (Nueva York, 1969) se mueve en los límites de la americana, es decir el viejo country-blues y folk pero actualizado vía pop-rock contemporáneo. Más cercano a Ryan Adams que a los "indies" de Bright Eyes o Devendra Banhart (que manejan influencias similares), Dylan es respetuoso de lo acústico y las convenciones de género. Nada de guiños punk o lo-fi, porque con una niñez donde The Band ensayaba en el patio de tu casa, no necesitas más referentes.

Por ejemplo, "Something good this way comes", la espesa "All day and night" o el hermoso cierre "The end of the telescope", suenan despojadas y emocionantes, usando básicamente guitarras acústicas y plumillas. Y en lugar de forzar la voz o improvisar algún truco vocal, Dylan hijo se contiene. A diferencia de su padre (eternamente será comparado), Jakob es discreto, modula distinto y sin embargo acierta con versos como "sun kissed lemons in the graveyard below / here in death you see new adventures grow" ("En el cementerio, limones besados por el sol / una vez muerto ves cómo crecen nuevas aventuras").

Sorprendentemente cuando Wallflowers se hizo famoso, la prensa aseguraba que Jakob era más famoso que Bob (y llevaba a más gente a los recitales). Ahora es al revés y la falta de presión favorece a este songwriter que se atreve con un maduro disco de raíz. Arpegios y paisajes que remiten al imaginario estadounidense: carreteras, desiertos como metáforas bíblicas y lugares donde empezar de nuevo. Basta escuchar "Everybody pass as they go" para comprobar lo maravilloso que es todo eso.

—JC Ramírez Figueroa

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