Gracias a Violeta

La irrupción de Sabina Odone (23) en el pop nacional es significativa por varias razones. Primero, por su transformación de ex Supernova (segunda generación) a compositora folkie. Segundo, por el desprejuicio con que ha sido recibida y que incluso a ella le sorprende. Tercero, por su interés en hacer pop folclórico o, mejor dicho, modernizar la música de raíz para que se cante en los estadios y suene en las radios.

Se podría decir que Odone potencia una generación inmediatamente posterior a Gepe, Mena y compañía que entienden que la "graduación" de un artista se logra defendiendo las canciones en público y no necesariamente editando discos.

-Me gusta que no me asocien tanto con la segunda formación de Supernova -dice-. Aunque no reniego del grupo. Lo pasé muy bien, como cuando fuimos a una entrega de los Premios Grammy. Pero, cuando una de las integrantes se retiró para estudiar, nos preguntaron si queríamos seguir dijimos que no- explica. Ellas editaron sólo un disco, Retráctate (2002), y se separaron al año siguiente. Mientras estudiaba teatro y aparecía en series juveniles en la televisión, Sabina Odone se asoció al producotr Daniel Guerrero (ex La Sociedad) para trabajar algunas canciones.

Música de raíz radiable

Tal como el celebrado trabajo de Chinoy, Odone opta por la raíz folclórica con la libertad de una generación que no carga con la ecuación folclor-peña-política ni la dificultad para conseguir viejas grabaciones para escuchar y aprender. En Internet está la información y la interacción, como se ha dicho sobre estos compositores con wi-fi.

-El gran cambio me vino escuchando a Violeta Parra. Ni siquiera fue necesario un disco completo. Algo tiene ella que realmente afecta. Ni siquiera tiene una voz convencional... Da cosa pensar que pasó sus últimos días sola porque nadie iba a sus recitale- dice. Y basta revisar su MySpace para comprobar de dónde provienen sus influencias y cómo las ha procesado para alcanzar un acertado "folclor-radial", similar a lo que hacía la también joven Soledad en Argentina. Basta escuchar "Agua bendita" para comprobarlo.

Aunque aún no hay fecha definitiva para la salida de su disco, será editado antes de fin de año por el sello Feria Music. Su título ya se mueve entre los circuitos: Sentencia de amor imposible. "Con mi banda iremos a tocar en Los Vilos y estaremos haciendo talleres con alumnos del lugar. Es bueno hacerlo, acercarles la variedad de instrumentos que existen", dice.

También señala que aunque es cierto que hay una generación interesada en el folclor y que no tiene que ver ni con la fusión ni la cultura de peñas, también ha sido importante la valoración de gente como Illapu. "Aunque yo creo que estamos recién empezando con esto", dice.

-Tu idea es que las canciones toman estructuras folclóricas y las vuelvan pop, ¿no?
-No me gusta decir que hago folclor, porque las estructuras no son tan ortodoxas. Yo mezclo. Por ejemplo valses chilotes tocados con quena. De hecho en mi familia jamás se escuchó folclor.

-Es una búsqueda intuitiva entonces...
-Sí. Yo respeto el folclor y a sus músicos, pero no quiero investigar tan a fondo. Prefiero mantener cierta ingenuidad para enfrentar la composición. Las temáticas son distintas, más románticas o fantasiosas, podría decirse. Bien autobiográficas e ingenuas.

-¿Será porque lo "pop" libera al folclor? Es decir, trabajar la raíz para que suenen en la radio...
-Claro, porque el folclor "clásico" habla del campo. O por otro lado es canción politizada. En cambio yo me lancé a escribir y cantar como me nacía, sin tener un marco determinado. Ese desprejuicio es bueno. Me gusta esa magia del no saber. Por ejemplo una canción tiene ritmos de cueca, pero sin sus estructuras clásicas.

-¿Te molestan por haber formado parte de Supernova?
-Nooo... Yo pensé que me iba a pasar, pero he tenido súper buena recepción. Es como que entienden que uno era chico. Además yo siempre vi al grupo como una etapa. No quiero ser como la gente que cree que va a durar eternamente. Por otra parte siempre quise hacer mi disco, mis canciones...

-¿Es cierto que Violeta Parra te tranformó?
-Me llegó como ningún compositor ni cantante me había llegado. En "Qué pena siente el alma", qué increíble el tono, esos agudos. Yo creo que a ella le gustaría lo que estamos intentando hacer. Aunque falta mucho, claramente.