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Sentencia de amor imposible

01 de Septiembre de 2008 | 09:54 |
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En tiempos donde los jóvenes músicos aseguran practicar el "folk" en lugar del "folclor", el debut de Sabina Odone bien podría desordenar este escenario. Con sus charangos, quenas, estribillos y una voz más cercana al pop que a la entonación campesina (pensemos en Gepe), las canciones de Sentencia de amor imposible suenan perfectamente radiales. Y esto último es una clave en su álbum, que se emparenta con el Illapu de Multitudes o con la cantante argentina Soledad.

Así, "Sentencia de amor imposible", "Agua bendita" y "Detener el tiempo" (su primer single) funcionan como finas resignificaciones de la canción de peña ochentera. La diferencia es que lo que se espera es a la persona amada y no la democracia. Pero también hay una saludable libertad para encarar estilos, nociones o guiños a la raíz folclórica. "Golondrinas" es un vals con un coro de esos tarareables. O las épica "Déjame soñar" y "Voy a seguir cantando", que se alejan tanto de la academia como del indie-folk. Ojo con la versión en italiano del tema que da nombre al disco, escondida como bonus track.

El aporte del grupo La Kruz, responsables de la composición junto a Odone, además de los instrumentos, es notable. Sobretodo por evitar solos de guitarras eléctricas o bases electrónicas tan típicos en el afan de "modernizar" la raíz folclórica en Sudamérica. Acá es tanto el folclor como su unión con la canción popular moderna lo que se actualiza. ¿Será el principio del equivalente al country alternativo estadounidense? A mediados de los '90, el regreso de Nicole (Esperando nada, 1994) fue intensamente defendido y justificado por la prensa rock de la época. Hoy, en cambio, más que debatir en torno a la voz de Sabina Odone (para algunos falta el respeto de la tradición) se puede confiar en que las canciones se defenderán solas.

—JC Ramírez Figueroa

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