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Hernán Jara vence obstáculos

Uno de los músicos de mayor prestigio de la música sifónica y de cámara en Chile puso una rúbrica de musicalidad, virtuosismo y sensibilidad. Dirigido por un ahora brillante Francisco Rettig, Jara cerró la temporada 2008.

24 de Diciembre de 2008 | 12:02 |
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Hernán Jara puso una nota de distinción en el concierto final de la Orquesta Sinfónica de Chile.

José Alvújar

El último de los conciertos de su extensa temporada ofreció la Orquesta Sinfónica de Chile bajo la dirección de Francisco Rettig, quien enfrentó una vez más un programa bastante heterogéneo en cuanto a estilos.

El concierto se inició con una buena versión, a veces emocional de la “Obertura Trágica” Op. 87” de Johannes Brahms, en la que el conjunto exhibió un hermoso sonido aunque los balances sonoros no fueron óptimos. Particularmente en los cornos, que a pesar de su hermoso sonido en muchos pasajes sonaron en forma excesiva para las cuerdas, las que sí realizaron contrastes dinámicos. En esta obra se alternaron pasajes brillantes con otros descuidados, particularmente en los bronces de rendimiento irregular. 

Luego escuchamos la “Sinfonía N° 2 en Re, Op. 36” de Ludwig van Beethoven. En ella, luego de la notable introducción, se pasó a un desarrollo fresco y ágil en el que destacaron voces y temas, pero una vez más los balances poco cuidadosos impidieron escuchar con nitidez la finura de los temas de las cuerdas, que destacaban por sus fraseos y expresividad.

El segundo movimiento fue un logro total. Los diálogos de las maderas con las cuerdas no sólo fueron hermosos, también tuvieron gracia en lo expresivo. El tercero fue rutinario y con falta de gracia, con un pulso que no aportó nada para hacer resaltar las líneas melódicas. El movimiento final tuvo un desarrollo muy vital, con logrados contrastes e inteligentes fraseos, que elevaron mucho la categoría de la versión.

La segunda parte se inició con el “Concierto para Flauta y Orquesta, en Re mayor, Op. 283” de Carl Reinecke. Es una obra de interés relativo, con estilo poco definido aunque cercano al romanticismo y en cuanto a la forma más bien parece una sinfonía concertante que un concierto. Logró categoría gracias a la notable participación de Hernán Jara el solista de la Sinfónica.

Con bello y musical sonido, Jara logró vencer todos los obstáculos de articulación y fraseo en las muchas figuraciones que el autor coloca para el solista, realizándolas con segura técnica y solvencia musical. Los movimientos extremos son más bien divagatorios o erráticos en cuanto a estructura, donde no es raro encontrar acentos u orquestación muy gruesa sin una mayor coherencia con el desarrollo.

El segundo movimiento “lento y mesto” es muy expresivo y de gran interés melódico, adoptando el estilo de “melodía acompañada” que se distingue por su gran belleza y  sentido dramático, en esta parte Jara dio rienda suelta a su musicalidad en cada uno de los interesantes diálogos para la flauta y la orquesta, entre los que se cuenta un pequeño y bello fragmento entre el chelo y la flauta. En el tercero, que es muy similar en características al primero, debemos destacar la sección final del movimiento, donde el solista es exigido al máximo y que sirvió para que Jara la resolviera con gran virtuosismo y musicalidad. El público no ahorró aplausos para la distinguida labor del flautista.

A falta de bolero, suena un vals

Una buena demostración de su potencialidad dio Francisco Rettig en la última de las obras. Se trata del poema coreográfico “La Valse” de Maurice Ravel, en el que logró un alto rendimiento de la orquesta. Destacaremos la progresión de la primera sección, que nace como un germen desde la nada, para ir agregando los elementos que terminarán en el desarrollo de los breves temas que son el tronco de la obra.

La versión de Rettig transita desde lo elegante hasta lo eufórico, desarrollando fraseos y juegos dinámicos expresivos y de gran precisión. En esta obra los balances fueron cuidadosos, siendo muy evidente el compromiso de los músicos para con la obra y el director. El público, bastante motivado, reconoció la importante labor de Rettig y de cada uno de los músicos, que de esta forma estaban poniendo fin a su extensa e interesante Temporada 2008.

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