Abrigo

Cuando en estos años se le atribuyó a decenas de bandas la influencia de Congelador, es probable que fuera sobre la base de esa cierta abrasión que vagamente recordábamos en el sonido del trío de Jorge y Rodrigo Santis y Walter Roblero, y que estaba lejos de ser lo central de su música. Lo mejor del retorno que supone Abrigo, su primer disco con canciones frescas en más de seis años, es cómo permite apuntar mejor la definición y apreciar sus peculiaridades, exponiéndose de nuevo a un sonido que, pese a todos los supuestos tributos de estos años, sigue siendo único en Chile.

La masa eléctrica sobre la cual se levantan las canciones de Congelador es siempre un soporte, no una nube protagónica que encierre todo otro arreglo en sí misma. Sobre esa base de distorsión, el grupo ha afirmado esta vez ideas frescas y novedosas, sean los punteos de guitarra que respectivamente abren y cierran "Bosé" y "Suelo", sea la atmósfera hipnótica que da inicio a "Normandía" (el crescendo más dramático del disco), sean las vocales que se alargan, cautivadoras, en "Abrigo". Los tres integrantes de Congelador ocuparon estos años de distanciamiento para reubicar su mirada de trabajo en proyectos como Barco, Paranormal, Dormitorio y Shogún. Vuelven a su alma-mater con una perspectiva adulta y a la vez refrescante, sin trampas nostálgicas ni autoparodias. Abrigo es un minidisco a la altura de la creativa música que agitó nuestro país el 2008, descargable gratis desde el sitio de su sello, Quemasucabeza, como una invitación abierta a descongelar sin costo nostalgias mal archivadas.

—Marisol García