Paula Herrera dejó atrás su nombre para tomar la identidad de Amarantha, una nueva voz dentro del pop nacional. Su estilo no es fácil de clasificar, pues su música incluye la convivencia entre el bolero el hip-hop o el rhythm and blues, dando forma a una nueva manera de componer canciones románticas.
A su esencia fusionadora se suma una característica que la tiene orgullosa: es la primera cantante titulada de canto popular en la Escuela Moderna de música, iniciando así la generación de solistas profesionales egresadas de esas aulas.
A su álbum debut, Sueño de vida, se sumará ahora Once, un disco con la misma cantidad de canciones que apunta el título y que mostrará a una Amarantha más madura. Ella lo dice así: “salió del cascarón para comenzar a volar sola”. Parte fundamental de esta evolución fue el proceso de composición, que quedó completamente en sus manos. En el trabajo anterior el productor y cantante Juan Carlos Duque le ayudó en esa tarea creativa.
Once, producido ahora por Juan Pablo González, está aún en su fase de estudio, pero ya entró en la recta final. Se están terminando los ajustes de las mezclas. Algunos títulos de las canciones son “Lobo”, “No sé qué”, “En medio de la nada” y “Ya no más”, que habla de la violencia intrafamiliar.
-En Once hablarás sobre esos conflictos en las relaciones de pareja, ¿el disco tendrá una tendencia más social que Sueño de vida?
-Claro, esta vez nació mi inquietud de salir del cascarón y contar historias de otros. Hay que moverse a otras partes. En mi música prima lo popular, y más que nada las letras directas que llegan las personas. Con Once son hartas historias de diferentes personas, entonces me inserté en otras experiencias para plasmarlas en música y en letras.
-¿Se podrán escuchar canciones de otros autores?
-Sí, hay un cover de Víctor Jara, de la canción “Deja la vida volar”, y también otra compuesta por Javier Barría, que se llama “Corte cuerda”.
-Este año lo destinarás a promocionar el disco. ¿Cómo fue esa experiencia con Sueño de vida?
-Fue súper interesante, porque en cada tocata había un público distinto, y veía cómo llegaba a distintos tipos de personas. Mi música es muy miscelánea, tiene temas lentos, rápidos, para bailar, románticos, y me daba cuenta cómo afectaba eso a la sensibilidad de cada persona. Eso fue una súper experiencia.
Entre las aulas y la puesta en escena
Los espectáculos de Amarantha continuarán con la Power Band, agrupación que la acompaña desde sus inicios con bajo, batería, piano y percusión, y que ahora incorporó coros. Además de su paseo por estudios de grabación y de escenarios capitalinos, la cantante dedica gran parte de su tiempo a la docencia en la Escuela Moderna de Música, deade donde ella misma egresó en 2003.
-¿Seguirás enseñando canto en la Escuela Moderna cuando comiencen las clases?
-Sigo en la Escuela Moderna haciendo clases. Ha sido una experiencia buenísima. Es una de las grandes cosas que me ha pasado en la vida. De hecho nunca pensé en llegar a ser profesora. Yo me acuerdo que cuando salí del colegio dije "nunca voy a ser profesora", y resulta que cuando te titulas de músico, lo que tienes a mano para comenzar es hacer clases. La docencia fue un redescubrimiento, porque más que enseñar yo, a mí me enseñan. Se da un feedback constante súper bonito. Me encanta.
-¿Qué significa ser la primera cantante titulada en la esa escuela?
-Fue un orgullo, porque estudiar cinco años y haber terminado fue genial. Todo el mundo jura que el cantar es llegar y hacerlo no más. Haber tenido ramos de clásica o haber tocado piano, guitarra, haber hecho talleres y aprender a leer partituras fue un súper desafío. Se te abren las puertas a un mundo nuevo, un lenguaje que te entrega la música. Es un orgullo gigante, pero también hay una admiración grande a las cantantes anteriores a nuestra época que no tuvieron un título, pero que son tan o más profesionales que uno. También existe esa admiración y respeto.