Su primer contacto en Chile fue Nicole, cuando trabajó en el disco de regreso de la cantante, en 1994. Su vínculo más duradero ha sido con el músico Alejandro Gómez, entonces líder del grupo de rock Solar y hoy al frente de Alamedas. Fue para trabajar con él que Barry Sage vino por primera vez a Chile, en 1996, al inicio de una serie de visitas que hoy suman seis, ahora que este productor musical está nuevamente en Santiago, esta vez para grabar el próximo disco de Alamedas y para reanudar sus varios vínculos chilenos.
Barry Sage es un productor atípico. En su historial más temprano están anotados trabajos como ingeniero de grabación para los Rolling Stones (el LP Tattoo you, 1981), The Birthday Party y la cantante Lydia Lunch (el EP compartido Drunk on the pope's blood / The agony is the ecstasy, 1982); el genuino colectivo punk anarquista inglés Crass y la banda punk escocesa The Exploited (canciones como "Let's start a war", 1983), el dúo post-punk The Style Council (el EP How she threw it all away, 1988) y la banda britpop Kitchens of Distinction (Love is hell y Elephantine, de 1989). Pero desde mediados de los '80 empezó a dedicar más tiempo a España, y desde 1996 Chile es un país frecuente en su agenda.
-Inglaterra es tan cara, tan restrictiva. Vienes aquí y ves la montaña, la gente se junta en asados, disfrutan de la vida… No ves eso en Inglaterra, la gente es más cerrada -explica Sage, y la rutina de sus últimos días le da la razón. El productor ha recorrido con Alamedas sitios como Huechuraba, el Cajón del Maipo, Recoleta y Ñuñoa para grabar el futuro disco del grupo, y el próximo destino es Valparaíso. En el porteño bar El Huevo la banda grabará este miércoles un DVD en vivo para el álbum doble que lanzarán a mediados de 2009. Será además el estreno de la nueva formación del grupo, con Alejandro Gómez y Ricardo Contesse (voces y guitarras), Pierre de l'Herbe (bajo) y Octavio Bascuñán (batería).
-Soy un gran fan el estilo de Alejandro (Gómez). Siempre me sorprende. Desde el primer disco de Solar (Play, 1996) hasta el último que hicimos con Alamedas, que fue un disco más pesado, más rockero -comenta Sage acerca del repertorio del grupo, que incluye caciones como "Chileno" y "Apáguenlo"-. Él tiene un modo particular de usar los acordes y las notas. Y no se encuentra mucho eso en estos días. Se encuentran más cantautores, que no tienen un feeling tan rock.
-¿Encuentras que hay elementos latinos en Alamedas, aunque se trate de un grupo con influencias más rockeras?
-Ciertamente. Creo que tiene que ver con el idioma. El inglés es un poco menos dramático: pac, pac, un, dos, un, dos. El español es más expresivo, tiene un ritmo distinto. Algunos grupos mantiene un carácter latino en la música: pienso en Upa, o, en España, pienso en Tequila, en la banda que tenía (Andrés) Calamaro, Los Rodríguez. Pero Alamedas está más orientado al rock inglés.
-¿Cómo ha sido esta década trabajando con grupos chilenos y de habla hispana en general?
-La razón por la que estoy aquí es por asociación. Fui por primera vez a España a trabajar en el '86, y luego la imagen se agrandó cuando los sudamericanos que viven allá me presentaron a gente como Charly García y las oportunidades se abrieron. Luego conozco a Nicole… mi historial de grabaciones en Londres hasta se ha visto eclipsado por las bandas de Sudamérica y España. Si miras mi discografía, en los '80 solían estar grupos como los Rolling Stones. Ahora, de veinte grupos, catorce o quince son en español.
-En Chile hay toda una generación que creció escuchando mucha música en inglés en la radio en los '80. ¿Notas que hay un público más cosmopolita acá, o es más bien un mito?
-Sí, creo que hay un sentido más europeo en algunos elementos en Chile. Al mismo tiempo el mercado obliga a explorar un público afuera, en México, por ejemplo, para ser más relevantes en el vecindario. Porque además las compañías extranjeras acá, Universal, Sony, BMG, ya no tienen departamentos nacionales, tienen una conexión pequeña con lo que está pasando aquí.
¿Indie? "No sé qué significa eso"
-Después de grabar con los Rolling Stones y ese tipo de grupos, ¿no está la tentación de pensar que el rock de antes era mejor?
-Bueno, a veces sí uno mira atrás para ver qué pasó. Afortunadamente me encanta decir que viví todo eso y que todavía estoy vivo (sonríe). Porque principalmente había un negocio que funcionaba. Y ahora no queda mucho de ese negocio.
-¿El punto de vista conservador no es lo contrario? ¿Que ahora ya no importa la música y sólo queda el negocio?
-No, no diría eso. Un poco antes de mi entrada a este trabajo, en sus inicios las compañías de discos en EE.UU. grababan porque querían que hubiera música: ése era el negocio al comienzo. Luego llegó a un punto, tal vez en los '80, en que empezó a haber transacciones como la de George Michael en Sony, y tal vez ése fue el comienzo del fin. La prioridad ya era ganar un montón de dinero. Ahora hay una plétora de grupos, pero su manera más directa de subsistir es en vivo. Y los grupos están atrapados en ese juego: es muy difícil entrar en la radio, ya no pueden grabar como antes porque es muy caro, yo mismo no puedo ser contratado porque soy muy caro… todo lo que existía antes ha cambiado.
-¿Pero lo extrañas?
-Lo extraño porque hay menos oportunidades, y todos están buscando otras cosas que hacer. La tecnología está muy desarrollada y por eso tienes los mejores aparatos en el bolsillo. Pero la radio controla todo, las compañías (disqueras) trabajan tan fuerte como antes, sólo que vinculadas a un programa de televisión, y obtienen ganancias por las compañías de teléfonos, publicidad garantizada por la televisión.
-Al mismo tiempo los músicos están usando mucho Internet, desde Radiohead hasta grupos independientes. ¿Qué tan revolucionario te parece eso?
-Tengo emociones encontradas con eso, porque hay posibilidades de vender tu música, todos tienen acceso a grabar un disco y es fantástico, pero por otro lado sólo alguien como Radiohead tiene una masa global de seguidores que le permite poner un disco gratis y financiar eso. Porque pueden llenar 21 shows en un auditorio o una arena. Y una banda alternativa compite con eso. Espero que al final esto redunde en muchas más compañías independientes.
-La música independiente es una expresión en boga ahora. ¿Cuándo fue la primera vez que escuchaste hablar de un sello independiente?
-Tal vez a fines de los '70. Había uno en Londres, Rough Trade (la disquera que editó a grupos como The Smiths). Yo trabajaba en un estudio y ellos tenían una casa a la vuelta de la esquina. Ahí compré el primer disco de un sello independiente que recuerdo, uno de Talking Heads. Stiff Records fue también muy grande en Inglaterra, uno de los primeros sello independientes en lograr éxitos comerciales, con Madness y luego con Elvis Costello, Nick Lowe.
-En los '80 proliferaron sellos así en Inglaterra: Fiction, Zoo, Mute, Rough Trade, Factory en Manchester. ¿Cómo viviste esa época?
-Bueno, trabajé con New Order (uno de los grupos más importantes de Factory) en algunos discos, de modo que conocí eso, y tan fuerte como en Londres era el movimiento en Manchester. Y otra banda, Kitchens of Distinction, grababa con One Little Indian, el sello que distribuía a los Sugarcubes (el primer grupo de la cantante islandesa Björk). Fue un buen período en la música.
-"Indie" se suponer que es ahora el nombre de un estilo musical. ¿Reconoces un sonido así?
-No sé qué significa eso. Esto que están tocando, por ejemplo -dice, en alusión a la radio que está sonando de fondo, con el hit "Drive", de The Cars-. The Cars es es pop clásico. Y si hubiera sido un poco menos comercial sería indie. Y Joy Division supongo que es indie, pero crearon una de las mayores canciones de la historia, "Love will tear us apart". Para mí indie es alguien que no quiere estar en el negocio en absoluto. Un músico anti-comercial.