Hasta el 23 de enero último Hernán Valdovinos estuvo exponiendo en el Instituto Cultural de Providencia de la capital como parte de "Tres generaciones", muestra colectiva entre su hija, Alejandra Valdovinos, su madre, Maruja Prats, y él mismo: tres pintores chilenos de distintas generaciones. Pero en los mismos días tuvo ocasión de remontarse a un oficio anterior, gracias a los Sacros, el grupo musical que entre fines de los '60 y comienzos de los '70 encabezaron el guitarrista Patricio Panussis y el propio Hernán Valdovinos en la pionera escena del rock local de la época.
Un solo disco publicó el grupo, contemporáneo de otros conjuntos de la misma edad como los Blops, Los Jaivas, Congregación o En Busca del Tiempo Perdido. Pero durante décadas fue un disco literalmente perdido. El long play Sacros fue grabado por el trío entre Valdovinos (voz y bajo), Patricio Panussis (voz y guitarras) y Tomás Roberto Herrera (percusión) y publicado en Chile en septiembre de 1973 por el sello IRT, el mismo que días más tarde sería censurado e intervenido tras el golpe de Estado. Y fue uno de los tantos discos destruidos por militares durante los allanamientos de la época.
Sólo en 2008 el sello alemán Shadoks Music, especializado en rock psicodélico latinoamericano de los años '60 y '70, reeditó una fiel versión del álbum en CD y en vinilo, que ha permitido a Panussis y Valdovinos, además de al público en general, tener de nuevo una copia de ese elepé de 1973 entre manos.
-¿Cuál fue su primera reacción al escuchar el disco?
-Me emocioné, porque fue como ir para atrás en el tiempo y recapturar el sonido original -dice Valdovinos-. Escuchaba el disco y era como tener en vivo a los Sacros, como los escuchábamos de verdad en ese momento. Y no hay que olvidarse de que grabamos en una época bien primitiva en lo que a tecnología se refiere.
-Se tocó y se cantó al tiro, todo purito. Si lo grabáramos hoy día yo no sé qué pasaría con tanta tecnología, sería increíble -recuerda Panussis, quien hasta hoy mantiene activa su carrera musical en discos y presentaciones con el nombre de Panussis de Mileto.
El karma de cantar en el '73
Activos entre 1966 y 1973, los Sacros fueron uno de los grupos más místicos de su generación, por su música de tono contemplativo y por el afán trascendental de sus letras. La reedición del LP fue posible gracias al contacto entre el sello alemán y dos coleccionistas chilenos, Francisco Muñoz y Carlos Mecklenburg, que se han dedicado con sendos blogs a la recuperación de discos chilenos de la época.
-Con Patricio (Panussis) somos amigos desde hace más de veinte años, y es la idea de agarrar toda esta música que está descatalogada, perdida, y empezar a publicarla -explica Mecklenburg-. De los tres vinilos que sobrevivieron de este disco elegimos el mejorcito, lo mandamos a Alemania y ellos (en el sello) hicieron una edición con gran cuidado.
-¿Es paradójico que sea un sello en Europa el que reedite esta música?
Valdovinos: No me parece paradójico, porque en Europa hay una historia mucho más larga que la nuestra, entonces tienen una sensibilidad de la que nosotros carecemos, la verdad. Me refiero las entidades encargadas de promocionar este tipo de música. A los Sacros nunca nos pescaron mucho, pero nos motivaban unas fuerzas arquetípicas: nos inspirábamos en los dioses. Imagínate lo que puede llegar a ser la energía cuando te mueve la mística, el mundo espiritual. Es otro cuento.
Panussis: Además el disco les llamó mucho la atención porque fue destruido. Fue quemado por los militares. Estaba listo, editado, y fue eliminado. Yo pienso que para los europeos eso es algo gravísimo; conozco a dos personas que han quemado arte: Hitler y Pinochet. Y nosotros éramos críticos con la cuestión política. No éramos políticos. O sea, cantar en el año 73 sobre lo que era el karma… nadie entendía nada.
Valdovinos: Nuestro paradigma máximo era el cambio individual. Uno tenía que saber como individuo, como alma, como espíritu, de dónde venía. Las creencias no tenían mucha importancia, lo que importaba era la experiencia. Experimentábamos cualquier cantidad. Pasábamos todo el día pintando, haciendo música, jugando con la vida, con la creatividad. Nuestro disco tenía una carga espiritual muy fuerte.
Volados vs. comprometidos
La carátula de Sacros es de hecho una temprana pintura de Valdovinos y representa la figura del dios azteca Quetzalcoatl, que también es el título de una de las canciones del disco.
-"Invadida fuiste tú, por hombres que la cruz traían" -cita el cantante-: hablábamos de Quetzalcoatl, de esta serpiente emplumada que tomábamos como una especie de dios de América, ¿te fijas?
-El disco parte con un canto llamado "Aum". ¿Qué representaba eso?
-Es un mantra. El sonido universal según las tradiciones hindúes, védicas. Era una forma de entrar con respeto y con una cierta liturgia a lo que queríamos hacer como músicos.
Canciones de títulos como "En primavera", "Manos duras", "Cobre, pobres, viejos" o "Su herencia" son parte del álbum, que además incluye la colaboración de la citada Maruja Prats, madre del cantante, en la letra de la canción "Paloma de alas blancas".
-"En primavera" es una canción absolutamente erótica, amorosa, poética. "Manos duras" tiene una cierta carga política, es el único tema más social -revisa Valdovinos-. Éramos bien existencialistas, no en el sentido político sino en el sentido místico. Nos interesaba era la experiencia, sobre todo en esa época, que era el tiempo hippie, la revolución de las flores. Se hablaba mucho de los grupos que eran volados y los que eran comprometidos. Y eran dos filosofías completamente distintas.
-La palabra volado tenía una connotación de búsqueda espiritual -precisa Panussis-. No de drogadictos ni nada que se le pareciera. Meditábamos, hacíamos rituales, jugábamos.
-En ese tiempo se dio no sólo la música comprometida, sino también la pintura comprometida -agrega Valdovinos-. Nosotros pensábamos que esos pintores y músicos comprometidos eran poco libres, eran esclavos de sus creencias. Y nosotros éramos libres.
Sacro y atemporal
El hombre que llevó a los Sacros a grabar fue el músico Julio Numhauser, que había sido fundador de Quilapayún en 1965, integraba el dúo Amerindios, era el director del sello IRT desde 1971 y en el futuro, ya en el exilio político, iba a componer una canción tan popular como "Todo cambia".
Patricio Panussis había tocado como músico de acompañamiento de Amerindios, lo que posibilitó el acercamiento de los Sacros al sello, donde también grabaron otros grupos jóvenes de la época como Manduka o Lamariposa bajo la etiqueta Machitún. Pero el trato también tenía la condición de cantar en castellano, y no en inglés, como los Sacros lo habían hecho en sus inicios.
-Fue una imposición que nos hicieron en el sello: "si quieren grabar, tiene que ser en castellano" -recuerda el guitarrista-. Aunque cantábamos temas nuestros, lo hacíamos en inglés porque considerábamos que era el idioma universal, y nuestros paradigmas eran universales.
-¿Qué importancia tenía el rock para el grupo?
Valdovinos: Al cantar en castellano nos poníamos un poco folclóricos. Si eso es lo curioso. Éramos rockeros, pero en nuestras mismas canciones había una variación, pasábamos de una onda rock a folclor.
Panussis: El sonido del disco es una cosa y como sonábamos fuera era otra cosa, en el sentido estilístico de la palabra. Cuando íbamos a actuar en fiestas en universidades tocábamos canciones de los Byrds (uno de los principales grupos de folk rock estadounidenses de la época), pero no era nuestro fuerte. Siempre fuimos creadores.
-¿Este disco les trae la imagen de una época también?
Valdovinos: A mí me lleva atrás en el tiempo, de todas maneras, aunque tiene una cuota de atemporalidad, por las letras y por los dioses.
Panussis: Puede ser muy místico hasta cierto punto que el disco no haya salido en su momento. Porque el gerente de la IRT que tenía que promoverlo no sabía qué tema poner al aire. Diez años después me encontré con él y lo había entendido. A lo mejor la música era demasiado evolutiva. Y sigue siendo un estilo que nadie más hace. Puede ser del año '73 como del 2009: el estilo musical de los Sacros hoy día no está.
Valdovinos: Es atemporal. Esa palabra yo la adoro.