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Caído al litio en Bellavista

Este músico de jazz chileno, nacido en Concepción y radicado en Santiago, viene de publicar en paralelo dos recientes discos, Bellavista y Litio, cada uno con un grupo y un sonido distinto. Aquí explica cómo se hace.

04 de Febrero de 2009 | 21:36 |

Es difícil competir contra una marca como la del bajista chileno Jorge Campos, que a lo largo del año recién pasado terminó por publicar en total cuatro discos. Pero ahí está Nicolás Vera para instalar su propio hito en la temporada: el guitarrista de jazz lanzó dos grabaciones en agosto último, con apenas unos días de diferencia, y el efecto de esa doble vida lo seguirá acompañando por un buen tiempo.

Nacido y formado en Concepción y establecido en Santiago a fines de los años '90, Nicolás Vera encabeza hoy el grupo de jazz Nicolás Vera Quinteto, con el que publicó el disco Bellavista, y en paralelo va al frente del cuarteto Pulso, que editó el álbum Litio, más ligado al sonido del jazz mezclado con el funk y el soul. Por este verano serán mayoría sus actuaciones con el primero de esos grupos, pero el disco de Pulso también está presente como contrapartida.

Los cruces no terminan ahí. El Quinteto está formado por Nicolás Vera (guitarra), Claudio Rubio (saxo), Lautaro Quevedo (piano), Pablo Menares (contrabajo) y Félix Lecaros (batería). Y en la alineación de Pulso se repiten Vera y Quevedo junto a Agustín Moya (saxo) y Andy Baeza (batería), en una dinámica que permite que los mismos músicos se junten a tocar en distintos estilos.

-¿Cómo se experimenta ese desdoblamiento?
-El enfoque entre los dos grupos es un poco distinto. En Pulso es un poco más cuadrado, se trata de definir el pulso, el groove (la fluidez bailable del ritmo) que lleva la batería, y no podemos "irnos en la volada" de hacer un solo eterno. Quizás es menos flexible que la interacción del Quinteto, donde todos somos protagonistas. Parece ser al revés, pero en el Quinteto siento que es más libre.

-¿Por qué al revés? ¿No se supone que la improvisación del jazz lo hace más libre?
-Sí, pero está ese prejuicio de que el jazz es una formación estándar de desarrollar la manera de tocar. Y en el Quinteto es al contrario. El Félix (Lecaros, el baterista) es un solista, no es un para nada un sideman ("músico lateral" o músico acompañante en un grupo de jazz). Acompaña, pero está ahí, presente, proponiendo, y nunca va a tocar un mismo tema dos veces igual.


Cuarteto, trío, quinteto: en busca del número perfecto


El disco Bellavista se llama así en parte porque es la grabación de un concierto celebrado en octubre de 2007 en Thelonious, uno de los clubes de jazz del barrio Bellavista en la capital. Y más que un plan, fue un registro que se ganó su espacio sobre la marcha.

-Grabamos para tener un registro que mostrar y mover pegas -explica el guitarrista-. Ensayamos un solo día, una tarde, y nos dio una sorpresa la empatía que hubo, o, clichémente, la magia que se dio en el momento. Me ha pasado que con muchos grupos he ensayado como diez veces y no pasa nada, y aquí en una sola vez, con temas que no son fáciles, quedamos p'adentro. Y lo dejamos como disco.

Con éste suman tres los discos de jazz que ha grabado Nicolás Vera, uno de los jóvenes guitarrista chilenos de la actualidad en ese género. Y cada fue hecho con un tipo de grupo distinto. Fiasco contemporáneo (2003) corresponde a un cuarteto de guitarra, saxo, contrabajo y batería. Y dos años después, Circular (2005) es obra de un trío de guitarra, bajo y batería, con un DJ invitado.

-¿Tienes un plan maestro de ir cambiando la formación cada vez?
-Me pasa que pienso eso mismo después de que he hecho cada uno de los discos. Pero ahora es más estable. De hecho Agustín Moya (el saxofonista) también armó su quinteto, casi con los mismos integrantes. Tenemos dos quintetos, pero somos seis músicos: pasa mucho que nos repetimos por una cuestión de afinidad, de empatía, de que nos juntamos a jugar a la pelota, a hacer asados, y ya hay códigos comunes.

-¿Eso puede cambiar? ¿Para un nuevo disco querrías buscar a un grupo de músicos completamente nuevos, por ejemplo?
-Honestamente el quinteto es el grupo con el que más cómodo me he sentido hasta ahora. Tengo seis, siete temas nuevos, y cuando estoy componiendo ya pienso en el aporte de Félix (Lecaros, el baterista) y de Pablo (Menares, el contrabajista). Ya estamos terminando un segundo disco.


Cargado al litio


En paralelo, Pulso debutó en vivo en 2006, pero en estos días se enfrenta al hecho de que la mayoría de sus integrantes tiene grupos paralelos que atender: Lautaro Quevedo es parte de Jazzimodo; Andy Baeza es baterista de Ángel Parra Trío, y tanto Agustín Moya como Nicolás Vera tienen sus citados quintetos.

-¿Pulso te permitió desconectarte en parte del modo de tocar jazz?
-Pulso fue una desconexión para ver las cosas desde fuera, porque si bien mantiene la misma raíz en la composición la manera de tocar es distinta: partir tocando fuerte, por ejemplo. Y terminar tocando fuerte.

-¿Eso es muy difícil? Suena natural tocar fuerte para un músico de rock.
-Pero no para muchos guitarristas de jazz, que por ejemplo ensayan sin el amplificador, despacio, y después llega el momento de tocar con amplificador y se asustan.

-Uno de los discos se llama Litio, un nombre de connotación casi psiquiátrica, y el otro es Bellavista, un barrio de Santiago. Los dos son nombres bien urbanos.
-Súper urbanos. No es que nos hayamos ido al Cajón del Maipo a componer: todo sale entre pegas, clases y obviamente la influencia de lo que escucha cada uno. El litio es un elemento de complicidad entre todos nosotros, de andar "litio", de andar atravesado. En el iPod, por ejemplo, la carga es de litio. Y Bellavista es un doble sentido entre tocar en el Thelonious, la idea de la vida nocturna, de poca luz, y el hecho de que también tengo una muy bella vista desde mi departamento.

-¿Luego vendrá el momento de un disco que se llame Concepción?
-Es que Sergio Lagos se me adelantó.

-Verdad. ¿Pero no se va a sentir la gente de tu ciudad si no le dedicas un disco?
-Para mí ya ha habido varios momentos de rendir esos homenajes a Concepción. En Fiasco contemporáneo hay una canción llamada "Pez de vidrio", que es el nombre de un grupo que tenía mi papá (Jorge Vera, percusionista de la Orquesta Sinfónica de Concepción). Y en Circular y Bellavista grabamos "1764", que es la dirección de la casa de mi abuela en Concepción. Mac-Iver 1764.

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