EMOLTV

Happy in galoshes

06 de Febrero de 2009 | 18:40 |

La tranquilidad de Scott Weiland siempre parece llegar con sus discos solitarios. Los escándalos que incluyen sobredosis y golpes a puño limpio se alejan del cantante estadounidense cuando se dedica a realizar un proyecto como solista, dejando los malos ratos a su estadía con Velvet Revolver y a sus andanzas con los Stone Temple Pilots. La paz que rodea la vida de Weiland cuando compone para sí mismo se refleja en el producto final: 12 bar blues (1998) y ahora Happy in galoshes.

La segunda placa en solitario del ícono grunge es un álbum melódico, donde en momentos explora el desenfreno, pero siempre mantiene la moderación. Si bien las guitarras y baterías son protagónicas, permanecen en los límites del rock suave, y recuerda a los Stone Temple Pilots de "Lady picture show" o "Interstate love song". La apertura, con "Missing Cleveland", es una bienvenida que sintetiza cómo será el resto del disco.

La energía queda al descubierto en canciones como "Tangle with your mind" y más intensamente en la coreada "Blind confusion", que recuerda a "Lump", de The Presidents of the USA, pero menos lúdica. En Happy in galoshes participan Tom Dumont (guitarra) y Adrian Young (batería), ambos de No Doubt, y hay un homenaje a David Bowie y su aclamada "Fame" en una versión electrónica que quizás no deje muy feliz al británico. Otra incursión electrónica se presenta en "Big black monster" y en "Arch angel".

Las baladas del álbum sacan el lado más sensible de Weiland, con la voz como el principal actor del relato. De este modo, "She sold her system", "Killing me sweetly" y "Be not afraid" dan cuenta de la expresividad vocal del ex compañero de Slash, que dejó los gritos guardados para otra ocasión. Happy in galoshes  muestra al cantante al desnudo, y en momentos incluso con cierta vulnerabilidad. Tal como en 12 bar blues –que no fue el disco preferido de la crítica ese año–, Weiland se encarga de mostrar un retrato calmado, alejado de los ritmos desbordantes de energía, las aclamaciones de ira y las desesperadas peticiones de sexo. Al parecer, sólo al estar sin compañía Weiland puede retraerse de su imagen de rockstar… algo que, en definitiva, se agradece.

EL COMENTARISTA OPINA
cargando