El trabajo anterior de François Ozon fue ''Angel'', en el que relataba el éxito y decadencia de un excéntrico escritor.
Reuters
PARÍS.- El director francés François Ozon estrenará esta semana en Europa "Ricky", junto al actor catalán Sergi López. La cinta que compite al mismo tiempo por el Oso de Oro en el Festival de Berlín.
La nueva entrega de Ozon es una película de tonos oscuros y un estilo hiperrealista más digno de un Ken Loach, que narra la vida diaria de una obrera modesta, madre joven, separada y con una hija pequeña y triste a su cargo, una mujer que ya no puede más cuando irrumpe en su vida un apuesto español, empleado en el mismo lugar.
La mutua atracción a primera vista cristaliza en un hijo que va a transformar las vidas de la pareja y de la hermanita, porque Ricky no es un bebé como los demás, sino un tragón insaciable al que, lo que resulta sin duda más inaudito, pronto le crecen alas de volátil en la espalda.
A partir de un elemento "anormal" y perturbador como éste, Ozon cuenta un "érase una vez". El director parisino introduce un ingrediente de orden fantástico en un contexto de absoluta normalidad, como hacía en su espléndida "Bajo la arena", y narra la fábula con el excelente pulso y buena dirección que acostumbra, pero como un juego, sin entrar esta vez en honduras sicológicas ni grandes reflexiones.
François Ozon, de 41 años de edad, está lejos esta vez del joven director sulfuroso que muchos comparaban con Pedro Almodóvar cuando se atrevía con temas incómodos y graves, desde la homosexualidad a las perversiones familiares pasando por la desaparición o muerte de seres queridos, en títulos como "Regarde la mer", "Sitcom" o "Gotas de agua sobre piedras calientes".
Al contrario del director manchego, Ozon ha cambiado mucho de película en película, tanto de contenido como de estilo, a lo largo de su trayectoria, que incluye una incursión en el musical, la divertida "8 mujeres", sin llegar a crear una unidad que permita identificar los sucesivos capítulos de su obra a primera vista.