El colombiano se tomó revancha de su último show en Viña, el cual no lo dejó del todo conforme.
Claudio Bueno, El MercurioVIÑA DEL MAR.- Qué más claro. Lo dijo el mismo Juanes. “La primera vez que vine a Viña (2003), era una persona diferente. Venir cambió mi carrera. Fue un hito. Quiero agradecerles estar por tercera vez aquí”.
La frase del músico colombiano resume su historia con el Festival. Lo recibió por primera vez mientras consolidaba su carrera en Latinoamérica. Y esta noche, con su tercera visita tras la de 2005, es testigo del despliegue sobre el escenario de un músico de estatus internacional, múltiple ganador de premios “Grammy”, que no dio respiro con sus canciones.
Juanes irrumpió de negro, guitarra en mano, y con los acordes de “A Dios le pido” retumbando por toda la Quinta Vergara. Y sin decir siquiera “hola”, continuó con, a estas alturas, clásicos latinos: “La paga”, “Mala gente” y “Fotografía” (todas de su gran disco Un día normal).
“Es un honor gigante estar aquí y esto recién comienza”, decía Juanes tras interpretar “La Noche” y ya con todo el público coreando sus temas.
La hora de su música también incluyó momentos para su discurso pacifista, otro hito que ha marcado su carrera. “Vivimos en una región espectacular, bendita (...) Todos somos iguales y tenemos que luchar para que nuestra región, Latinoamérica, sea igual para todos, y podamos vivir en paz”.
A esa altura y con el público rendido ante sus canciones, el colombiano redondeaba su presentación con repertorio de su último álbum, La vida... es un ratico.
Su show lo cerró con más clásicos como “La camisa negra” y “Nada valgo” y "Es por ti" y "Odio por Amor". Se ganó con justicia las antorchas de plata y oro y La gaviota.