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It's not me, it's you

La estrella pop británica con cara de niña chica e inofensiva es más ruda y pesada ahora que antes. "Smile" era una canción vengativa y odiosa. En su segundo disco no usa rodeos ni lo manda a decir con nadie: "Fuck you".

27 de Febrero de 2009 | 16:43 |
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Lily Allen sigue enojada. O con angustia post-adolescente, a juzgar por sus extrañas ideas de suicidio ventiladas en su MySpace el año pasado. Pero en lugar de poner cara de odio y tomar la guitarra como Courtney Love o P.J. Harvey, Lily usa el electropop y, sobretodo, la ironía. No por nada es hija del célebre comediante británico Keith Allen, quien llegó a armar junto a ella y Alex James (Blur) la banda Fat Les, con Alex James.  Este sentido del humor, convertido en “líricas explícitas” -como advierte el CD- es clave para entender el disco. Desde la declaración de principios de “The fear” (“Quiero ser rica y tener un montón de plata / no me importa ser inteligente, tampoco entretener”) hasta la evidente “Fuck you”, todo es un juego de espejos en torno al sufrimiento de Lily Allen.

Mientras discípulas aventajadas como Katy Perry recrean el viejo recurso “canto una historia gay pero no les diré si lo soy” para conseguir su primer número uno (“I kissed a girl”) a Lily Allen todo le sale natural. It's not me, it's you es, en cierto modo, la prolongación de “Smile”, su gran hit vengativo y odioso, pero no por eso menos pegajoso. De hecho, en este disco reina la luz, el pop, las melodías, todo heredado de la afición de Allen por Blondie, por el ska, por el dub, por The Specials, por Madness y por otras maravillas que le trajeron sol a la nublada Inglaterra. “Chinese” es increíble, casi épica. “Never gonna happen” tiene un coro con pretensiones de himno veraniego. “Not fair” es puro country & western desesperado. “Who’d of  know” es emocionante con su voz casi “caribeña” y acompañada del piano Rhodes. “Back to Stara” es rápida, hiperquinética, synthpop. Ojo que Allen las compuso todas, con la ayuda de su fiel Greg Kurstin.


Sorprendentemente, en una época donde cada vez está más claro que el formato ideal será el EP (un concepto, cuatro o cinco piezas y menos de quince minutos para escucharlas) Lily Allen logra un disco donde sus doce canciones podrían ser hits. Sabemos que en este panorama fragmentado es difícil, pero ¿cómo le va a ir mal a una canción como “Fuck you” cantada con una ternura que acentúa el chiste y con un coro con voces a lo “Alvin y las ardillas” repitiendo el improperio?

—JC Ramírez Figueroa

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