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Luis Fonsi siguió el manual del baladista y conquistó al público

El puertorriqueño desplegó su arsenal de baladas coreables y proclamas de amor popular para echarse el público al bolsillo. Se fue con dos antorchas y una Gaviota.

27 de Febrero de 2009 | 23:37 | Sebastián Cerda, enviado especial a Viña del Mar
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Os quiero, os amo y os adoro. Luis Fonsi cantó con todos, declaró su amor al público y lo puso a sus pies.

Claudio Bueno, El Mercurio

VIÑA DEL MAR.- En esta dimensión que es Viña del Mar hay una escena que se repite una y otra vez. Un auténtico déja vu, no hay que ser pitoniso. Es el baladista latino, entre galán y caballero, siempre joven, que despliega sus baladas y melodías de pop romántico para poner al público (femenino en su inmensa mayoría) a sus pies.

Es lo que pasó esta noche con el puertorriqueño Luis Fonsi, un artista que se rige al pie de la letra por el manual del baladista para armar sus canciones y su espectáculo, con el que esta noche simplemente se echó al público de Viña del Mar al bolsillo.

El cantante -de simpático aspecto menudo y caballeroso- salió a escena con un cuerpo de bailarines que lo acompañó en "No te cambio por ninguna", una especie de dance latino que cualquier teleserie se querría como tema central.

Sin embargo, ese puntapié inicial no marcaría la ruta, ya que luego Fonsi desplegó su verdadero arsenal de baladas radiales y coreables, como "Abrazar la vida", "Quisiera poder olvidarme de ti", "Imagíname sin ti", "Quién te dijo eso" o "No me doy por vencido". Distintas canciones que en rigor parecen un solo gran tema, que da vuelta por el reverso, adorna con un pañuelo, un prendedor o le dobla las mangas, para dar vida a otro.

Ésa es sólo una parte del manual del baladista que Fonsi se preocupó de cumplir. El apartado estético le dicta utilizar la más odiosa pronunciación de moda (sostener las "t") y acudir a versos tan arjonescos como "yo no quiero dibujar como Picasso, ni cantar como Sinatra", en "Quién te dijo eso".

El apartado discursivo, en tanto, le dicta acudir a la más elemental filosofía de baladista ("hay que vivir cada momento", "hay que luchar siempre") y toda clase de proclamas de amor popular ("yo los amo a todos ustedes", "no me puedo imaginar sin ustedes").

Con eso se está sobrado de cariño en Viña, y Fonsi lo comprobó: Su presentación fue coreada de principio a fin, tuvo el más claro beneplácito que Soledad Onetto haya mostrado hasta ahora, todas sus instrucciones y peticiones fueron seguidas por el público, y se fue del escenario con dos antorchas (plata y oro) y una Gaviota. Rotundo.

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