Señores de las cuatro décadas. The Prodigy mantienen su imagen juvenil y alternativa. A pesar de los años, la música también sigue arriba.
El Mercurio
BERLÍN.- Sus conciertos siguen haciendo subir la adrenalina de los fans como en los años '90, afirman convencidos los miembros de The Prodigy. Pero aunque desde su éxito con "Charly" y "Firestarter" han pasado varios años, llegar a los 40 no les preocupa.
"Nos vemos mucho más jóvenes de lo que somos, ¿no?", pregunta Keith Palmer, de 41 años, antes de un concierto en Berlín. Durante años, los británicos de Essex estuvieron algo retirados, pero ahora vuelven con su nuevo álbum, Invaders must die.
Y en efecto, no parece que Keith Palmer tenga ya cuatro décadas de vida. Keith Flint, de 39 años, y Liaam Howlett, de 37, tampoco se parecen en nada a la imagen de tipos maduros con sus tatuajes, peinados llamativos e innumerables accesorios.
"Seremos muy viejos para este trabajo cuando alguien venga al escenario y lo haga mejor que nosotros", responde Flint ante la pregunta de si se siente mayor para sus ritmos duros y sus pasos de baile agotadores.
The Prodigy fue en sus primeros años el secreto mejor guardado de la escena dancefloor. Con el disco Music for the jilted generation logró éxito internacional en 1995, pero después de su The fat of the land, de 1997, la banda desapareció tras vender millones de copias y en medio de peleas internas. Invaders must die constituye el renacimiento del trío.
Discos y conciertos
Pese a su aspecto juvenil, el sosiego de la edad parece haber llegado a The Prodigy. "No estamos nada nerviosos antes de nuestros espectáculos", señala Flint. Y eso que desde 1991 no ensayan nunca sus presentaciones sobre el escenario. "Lo intentamos, pero no funciona". Por eso los shows son espontáneos.
Y eso que para The Prodigy las presentaciones en vivo son más importantes que la música producida en estudio. Para los nuevos temas, en los que la voz es más importante que antes, no han pedido la colaboración de otros artistas. Quieren tocar cada canción del disco vivo tal como fue grabada.
Por lo demás no ha cambiado nada en el sonido Prodigy. "En nuestra música todo gira en torno a la batería y el bajo", señala Howlett, líder musical de la banda. Sólo se sale del modelo la última canción, "Stand Up", en un estilo suave y diferente. "La canción debe acompañar a la gente a casa como una manta caliente en la que uno se arrebuja", afirma Howlett.
En los labios de un raver duro, estas palabras suenan un poco extrañas. Pero ninguno de los tres admite que se hayan vuelto más "suaves" con la edad. "Todo es como antes. Tengo hoy incluso más energía", dice Howlett, padre de un hijo de cinco años.
También Keith Palmer tiene dos hijos y una hija. "Muchos afirman que cuando se tienen hijos con el tiempo uno se cansa. Yo no. No me quiero relajar", subraya Howlett.
Un bostezo interrumpe la frase. Los tres beben café de cara a su inminente show. Pero cuando The Prodigy se sube al escenario, está claro: no sólo se ven jóvenes, hacen rock joven.