MADRID.- "Un libro reivindicativo y combativo" que aborda la homosexualidad de Federico García Lorca en primer plano. Así definió hoy el destacado hispanista Ian Gibson "Caballo azul de mi locura. Lorca y el mundo gay" (Planeta), su nuevo trabajo sobre el poeta en la que se centra en la influencia de su condición sexual en su obra.
Gibson (Dublín, 1939) pone fin al que durante décadas ha sido el gran tema tabú sobre Federico García Lorca (1898-1936) en España y uno de los elementos que, según el hispanista, condujeron a su asesinato en el inicio de la guerra civil española, junto a su ideología republicana.
De la homosexualidad del poeta y dramaturgo se ha hablado en los últimos años, pero siempre ha quedado de alguna forma de lado en la influencia e interpretación de su obra, pese a ser una de las claves para entender el mundo creado en textos como "Romancero gitano" o "Poeta en Nueva York", según Gibson.
Su propia familia dejó también de lado el tema como tabú. Y quizá fue su hermano Francisco, escritor, quien por su homofobia más problemas tuvo para asumir la condición sexual del autor de la Generación del 27.
Ésta no sólo se ocultó durante la dictadura franquista (1939- 1975), sino también en democracia, cuando todavía en los años 80 se omitía toda información sobre el amor masculino al que se refiere el granadino en sus versos, indicó Gibson, el principal biógrafo de Lorca y sin duda una de las personas que más saben sobre su vida.
Ser homosexual no fue fácil para Lorca. Y Gibson plasma esa dificultad a lo largo de cinco capítulos que recorren cronológicamente la vida del poeta, mostrando al Lorca más íntimo, más humano y más sufrido, el Lorca que busca obsesivamente el amor, una búsqueda habitualmente frustrada.
"A Lorca le fue muy difícil convivir con su condición de gay; teme profundamente ser marica, que le tomen por afeminado". Y es que, el poeta abogaba por "una homosexualidad de altura", según apuntó Gibson en Madrid en la presentación del libro.
Este nuevo estudio sobre el autor de "Yerma" ha servido también al hispanista irlandés nacionalizado español para revelar un episodio de la vida del poeta desconocido hasta el momento, pero que él llevaba ya tiempo intuyendo: el amor que Lorca sintió por una joven, M¦ Luisa Natera, un amor traumático y perdido y que hasta este libro era el secreto mejor guardado de la biografía del poeta.
M. Luisa, que tenía 15 años cuando se produjo esa relación, en el verano de 1916, es la joven que aparece y reaparece en los textos juveniles de Lorca, caracterizada a través de los "ojos azules", las "trenzas rubias" y el "piano".
"Probablemente, el concepto que Lorca tiene de sí mismo en ese momento es de bisexualidad", avanzó Gibson. Pero, ¿qué truncó esa relación? No se puede saber a ciencia cierta porque las cartas que se enviaron desaparecieron.
Si en su Granada natal su tendencia sexual era problema, en el Madrid de los años 20 tampoco era algo aceptado. Durante su estancia en la prestigiosa y progresista Residencia de Estudiantes, donde entabló amistad con Salvador Dalí y Luis Buñuel, muchos percibían su homosexualidad como un "defecto".
"No era fácil para Lorca en la Residencia ser gay, pero por lo menos era más fácil que en Granada", aseguró Gibson.
Dalí fue uno de los grandes amores de Lorca. Según Gibson, entre ellos hubo una relación "de profunda intensidad". "Dalí no tiene la menor duda de que Lorca es el más grande mundialmente", y escuchar eso en la boca de Dalí es algo grande para el poeta. La relación entre ellos, finalmente, termina con un distanciamiento, y Gibson apunta una causa: el "profundo temor" del pintor al ver que iba en serio. Dalí negó siempre ser homosexual.
Luego vendrán los años de Nueva York, donde Lorca conocerá el mundo gay de Harlem; el tiempo que pasó en Cuba y su regreso a España, años todos en los que Lorca, de uno u otro modo, tocará el tema del amor en su obra, marcado por amores como los de Eduardo Rodríguez Valdivieso y, sobre todo, Rafael Rodríguez Rapún, quien se convertirá en su mayor amor.
"Éste es un libro combativo, lo reconozco, pero espero haber escrito con mesura y sobriedad", indicó Gibson, que cree que después de tantos años, su mensaje "puede ser ya aceptable en estos tiempos", tras un tabú de décadas en torno a la homosexualidad del que él considera el poeta más grande de la historia.