BUENOS AIRES.- Mientras Iron Maiden llamó la atención de los rockeros chilenos anoche en el Club Hípico, en Argentina Peter Gabriel realizó un fascinante espectáculo musical y visual que hizo deleitar un repleto estadio de Vélez Sársfield en Buenos Aires.
Desde las 22:10 horas, ocupando de a poco el escenario que fue abierto por sus amigos de The Swan Black Effect con un certero set de rock de guitarras, Gabriel se destacó como un vocalista que no perdió un ápice de potencia, y que ganó en ductilidad y matices.
La modernidad se encargó de dotar a un telón que ocupaba casi todo el fondo del escenario y mostraba capas o uniformidades sobre las que jugaban imágenes sobrecogedoras, a la vez que el concepto plasmado en las tres pantallas de video logró retratar el concierto y sus protagonistas con calidad fílmica.
Según Telam, a la hora de la música, el grupo fue una sutil aplanadora, un vendaval del detalle gracias a los aportes de un sonido perfecto y diferente para cada canción y al talento del aclamado bajista Anthony Levin, del baterista David Lynch, de los guitarristas Richard Evans y David Rhodes, de la tecladista Angela Pollack y de la voz de Melanie Gabriel.
Para el cierre y ante una audiencia bastante entrada en años que prefirió gozar calmadamente de la propuesta pero que para entonces ya estaba de pie y encendida, se despidió con "Father and Son" y "Biko".
El turno de ver en Chile este espectáculo llegará mañana, cuando se presente en el Movistar Arena en el marco del Pepsi Fest.