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Reconstrucción de la música sagrada

Un histórico estreno en Chile: la “Pasión según San Marcos” de Bach fue el resultado de un exhaustivo trabajo de composición de las partes que faltaban en el extravío de los siglos. Su responsdable se llama Alejandro Reyes. Las opiniones pueden enfrentarse, pero creemos que este experimento tuvo un final feliz.

23 de Marzo de 2009 | 11:12 |
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El Syntagma Musicum, ensamble de música antigua creado en 1978, destacó en esta aventura de reedificación de una de las pasiones de Bach, la que quedó inconclusa.

El Mercurio

En el inicio al sexto Encuentro de Música Sacra que organizan anualmente en el Templo Mayor del Campus Oriente de la UC, la Municipalidad de Providencia y el Instituto de Música UC, se realizó el estreno para Chile de la “Pasión según San Marcos” de Johann Sebastian Bach, obra de la que sólo se conservan algunas arias y coros, por lo que generalmente se opta por agregar a esas partes fragmentos de otras obras del mismo Bach.

En esta oportunidad la obra fue presentada por dos conjuntos de la Universidad de Santiago: su Coro de Madrigalistas que dirige Rodrigo Díaz, y el Syntagma Musicum junto a un grupo de solistas, todos dirigidos por el maestro Alejandro Reyes, quien como buen conocedor de la obra de Bach decidió escribir los “recitativos” que se encuentran perdidos. Además añadió allí varios coros que representan a la “turba” para complementar las partes del gran maestro de Leipzig.

Lo primero que debemos destacar es el enorme trabajo que significó la composición de estas partes, tanto como la concertación posterior de todos los artistas involucrados en este estreno que contó además con la ejecución de instrumentos antiguos. Otro aspecto destacable, y no menor, es el profundo conocimiento de la partitura mostrado por Reyes.
En cuanto al resultado final de lo realizado por el director, creemos que es variable. En algunos momentos resultó muy cercano al estilo de Bach, como en la ruptura del velo del templo o en la muerte de Jesús, y en otros se alejó de esa dirección estilística, tal vez por un exceso de entusiasmo. Eso se traduce en que la obra pierde la línea que caracteriza a Bach, quedando en evidencia la mano de otro compositor. Eso se puede verificar en algunos agudos fuera de contexto, o aquellos coros “amables” con un texto sumamente dramático.

En todo caso, queda fuera de toda duda la absoluta honestidad de Alejandro Reyes frente a esta magna empresa. Sin duda que durante algún tiempo quedará la discusión sobre la validez o no del trabajo realizado de Reyes, aunque no se dudará de la importancia del estreno.

El Syntagma Musicum ampliado fue el seguro sostén del entramado musical, pues sus integrantes debieron luchar en contra del enorme calor del recinto que tendía a desafinar los instrumentos. Eso les obligó a volver a afinar cada cierto número de partes.  Quisiéramos destacar además a los solistas instrumentales: el violín concertino, el oboe o el continuo (chelo y órgano). En tanto, en el conjunto se evidenciaron algunos desajustes y problemas de balance, no obstante siempre prevaleció un hermoso sonido conjunto.

El Coro de Madrigalistas, formado por doce cantantes, realizó una encomiable labor. Deben mejorar la dicción, perfilar más las voces y aumentar el número de bajos, que se vieron desdibujados. En todo caso todo el coro mostró gran musicalidad.

Los solistas cumplieron una sólida labor. La soprano Claudia Pereira mostró una seguridad a toda prueba, lo que es producto de una técnica internalizada. Su aria con violín fue de lo mejor de la noche. El contratenor Moisés Mendoza fue perjudicado en una de sus primeras presentaciones con la desafinación de la violas. En todo caso, a pesar de su musicalidad mostró poco fiato y se saltó varias notas en sus arias. Gonzalo Cuadra fue el evangelista y cantó un aria. Ambos roles los desarrolló con la seguridad que acostumbra. Sólo objetaremos un exceso de dramatismo en los recitativos, que transformaron estas partes en algo demasiado teatral.

Muy bien estuvo Pablo Castro como Jesús, con un buen sentido del drama. Su único problema está en los graves, pues al forzarlos termina por desafinar un poco. Pablo Oyanedel estuvo a cargo de todos los roles menores, cantando además un aria. Todo con su reconocida seguridad y hermosa voz. Una hermosa empresa liderada por Alejandro Reyes, donde las luces superaron las sombras en un estreno de gran importancia musical.

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