Doble o nada: el virtuoso clarinetista polaco Wojtek Mrozek interpretará obras de Poulenc y Debbusy en su paso por Chile.
Universidad de ChileSANTIAGO.- Con un estreno mundial continúa la temporada 2009 de la Orquesta Sinfónica de Chile, en esta ocasión de regreso a la batuta de su director titular, Michal Nesterowicz.
Se trata de la "Sonata para clarinete y orquesta" de Francis Poulenc, cuyo arreglo orquestal pertenece a la compositora ucraniana Bohdana Frolyak.
En su primera ejecución pública, esta pieza será interpretada por el virtuoso clarinetista polaco Wojtek Mrozek, quien también será solista de la "Rapsodia para clarinete y orquesta" de Claude Debussy en este concierto programado para los días viernes 27 y sábado 28 de marzo, a las 19:30 horas, en el Teatro Universidad de Chile.
Finezas francesas
El programa, dedicado a compositores franceses, incluye además la Suite “Pelleas y Melisande” de Gabriel Fauré y dos composiciones de Maurice Ravel: "Valses nobles y sentimentales" y su popular “Bolero” en el cierre del concierto.
Nesterowicz, quien dirigirá diez de los 27 conciertos de la Temporada 2009, manifiesta que este año la programación estará marcada por los estrenos de interesantes obras. “Cuando planeo las temporadas pienso en diferentes estilos de música porque para mí es muy necesario tocar conciertos clásicos y modernos. Este año tenemos proposiciones interesantes, empezando con este estreno mundial de la Sonata para clarinete y orquesta de Francis Poulenc”.
Un clarinetista llamado Wojtek
El famoso director de orquesta israelita Yehudi Menuhin ha destacado el virtuosismo del clarinetista polaco Wojtek Mrozek, afirmando que “su interpretación se caracteriza por una excelente técnica, destacada inteligencia musical, sonido cálido, así como espontaneidad y emoción”.
La "Sonata para clarinete y orquesta" tiene su origen en la "Sonata para clarinete y piano" compuesta en 1962 por Francis Poulenc, quien la dedicó a la memoria de su amigo Arthur Honegger. La obra fue estrenada póstumamente por el maestro del swing Benny Goodman y Leonard Bernstein el 10 de abril de 1963 en el Carnegie Hall y hace algunos años la compositora ucraniana Bohdana Frolyak realizó esta versión para clarinete y orquesta..
Entradas para público general desde $ 4.000 y estudiantes desde $ 1.000 en la boletería del Teatro (Providencia 043, metro Baquedano), en locales de Feria del Disco y Tiendas París. Además en www.feriaticket.cl. Más información en www.teatro.uchile.cl
El "Bolero", compuesto en 1928, es una de las últimas creaciones de Ravel y en muchos aspectos constituye una admirable síntesis de su estilo. Domina en esta famosa obra el aspecto españolista, que dio un especial sello a la música del gran maestro francés, de cuya madre española heredó su amor por la música de ese país. La base rítmica de la obra está tomada del viejo bolero español, mientras que su giro melódico proviene de gestos hispano-arábicos.
Autor de la “Rapsodia Española”, “La Alborada del Gracioso” y de “La Hora Española”, en el “Bolero” vuelve a descubrir rasgos que se cuentan entre los esenciales de su figura. Eleva a la categoría de una verdadera proeza la sutil amalgama de los timbres, en un prodigioso crescendo sobre el ritmo obstinado de la danza andaluza, provocando sentimientos de ternura e ironía.
Para crear su “Bolero”, Ravel escribe un único tema y lo repite insistentemente desde el principio al final de la obra, sin modificar el ritmo. Ravel se propuso lograr una obra atractiva usando exclusivamente la técnica de la orquestación. El "Bolero" es una acumulación constante de instrumentos que repiten la misma música cada vez más fuerte. Además, añadió el saxofón, el oboe, la trompeta y el clarinete con afinaciones poco habituales. La graduación del volumen y la brillantez del sonido resultan tan perfectas que en ningún momento se tiene sensación de monotonía y todo se resuelve en una explosión final.
El experimento de Ravel resultó un suceso y el éxito de esta obra lo llenó de gloria. La obra se estrenó como un ballet, en la Ópera de París el 20 de noviembre de 1928 por la bailarina Ida Rubinstein, quien le había solicitado esta pieza para ella. Sin embargo, pronto la obra se desprendió de su envoltorio coreográfico y comenzó a tocarse en las salas de concierto, se impuso en los programas de las orquestas y pasó a la radio y el cine.