Más de 10 mil fanáticas deliraron con cada interpretación del artista español, de 65 años.
Claudio Caiozzi, El MercurioSANTIAGO.- No se escuchó el “os amo, os quiero, os adoro” o la promesa de bautizar a uno de sus hijos Chile, pero en su concierto de esta noche en Santiago Julio Iglesias no escatimó elogios y agradecimientos para el país que lo vio nacer a la vida artística hace 40 años, en el Festival de Viña de 1969.
“No saben la felicidad que me da volver a un país que fue el primer país que conocí como artista (...) Ustedes apostaron por mí cuando yo era un pequeñazo”, afirmó el intérprete de “Me olvidé de vivir” ante las más de diez mil fanáticas, que hasta con alaridos, le demostraron que a sus 65 años (aunque él todo el concierto bromeó diciendo que sólo eran 47) sigue siendo el amante latino por excelencia.
“Ustedes los chilenos tienen un corazón distinto”, “El país más disciplinado de América Latina se llama Chile”, fueron algunas de sus renovadas alabanzas.
En el repertorio, hubo un repaso por su amplia batería de éxitos, quizá demasiado cargado al anglo. Ya en el octavo tema en inglés, además de los alaridos de amor —que fueron correspondidos con constantes coqueteos por el español— algunas de las presentes exigían a gritos que cantara en español.
También hubo gritos, pero de “estupor”, cuando el ídolo, al más puro estilo de su compatriota Miguel Bosé, besó en la boca a una de sus coristas, y luego, reiterada y apasionadamente, a una bailarina de tango (Bolocco figuraba en las primeras filas de público, pero esta vez se salvó).
Al momento de la despedida, tras dos horas de show, hubo pocas certezas sobre un posible retorno, y más palabras de gratitud: “Yo no sé cuánto tiempo va a pasar sin venir a Chile”, “no se olviden de mí” y “Chile, gracias por tantos años”, fueron sus frases al cierre.
Ahora su gira continúa en Beirut, donde dará un concierto el 11 de abril. El 29 retoma las presentaciones con dos shows en Canadá y seis en Estados Unidos.