Hay un sonido profundamente chileno pero que, curiosamente, no tiene raíces folclóricas. Es la mezcla de corrido mexicano (nacionalizado acá por Los Hermanos Bustos o Los Luceros del Valle) y lo tropical (en la línea de Los Viking's 5 o los Banana 5). Ambos elementos se mezclan en este "polémico" disco de Los Charros de Lumaco con la voz de Marcio Toloza. Claro, porque él se separó de Los Charros de Lumaco en 2006, y mantuvo el nombre. Narutalmente el resto de la banda (que se llaman ahora Los Charros de la Comuna de Lumaco), alega que los verdaderos charros son ellos.
Pero fuera de estas acusaciones mútuas, el disco es una excelente muestra del sonido más popular del país. En su mayoría son versiones de éxitos probados como "Te he prometido" de Leo Dan, envuelto por el toque de órgano. Esto es precisamente lo más interesante: el sonido logrado que reproduce la grabación como si fuera un recital en vivo. Acá tenemos cumbias con guitarra eléctrica y acordeón ("Mala gata"), dos mixes bailables o recreaciones del sonido norteño de México ("La reina del espacio").
Lo que más sorprende es el nivel confensional de este género. Si ya sospechabamos que a la música latinoamericana le gustaba sufrir, escuchar "El hijo de nadie" (original de Romualdo García) es toda una experiencia. Si la música es alegre, la letra es terrible, al protagonizarlo un hijo que desea que el padre desconocido que engañó a su madre simplemente muera. Y este drama griego presente en una música tan subvalorada por la mentalidad pop, hace que independiente de las rencillas entre las bandas rancheras den ganas de investigar el género. Este disco, con todas sus imperfecciones (a ratos, los arreglos se hacen monótonos o la voz se pierde entre tanto eco), es una magnífica puerta de acceso.
—JC Ramírez Figueroa