Eduardo Cabra viene llegando tranquilamente a su hotel, después de almorzar en el centro de Santiago, mientras René Pérez (a quien Eduardo se refiere como "mi hermano"), aún está entrampado en la frontera: Pérez viajó desde Mendoza por tierra (mientras puede evita viajar en aviones), y una manzana en el equipaje de mano le trajo más de un problema con las autoridades chilenas.
Eduardo y René son conocidos en el continente entero, pero no por esos nombres, sino por los apodos de "Visitante" y "Residente". Ambos dan vida al dúo puertorriqueño Calle 13, que revolucionó Santiago con su presentación en el Teatro Caupolicán. Y aunque a Chile ya han venido varias veces, esta visita fue especial. No sólo por el anecdótico arribo, sino porque fue la primera vez que se presentaron con su show completo, fuera del marco de un festival viñamarino.
-Acá han presentado este show como "sin censura". ¿No les parece un poco anacrónico que a estas alturas les sigan pidiendo suavizar sus canciones?
-Nosotros los shows siempre los hacemos iguales, y en los mismos discos hacemos lo que nosotros creemos que es lo correcto. Nosotros no tenemos censura. De hecho, estoy casi seguro que en el Festival de Viña del año pasado a mi hermano lo hicieron reunirse con una persona, a ver algo del lenguaje, de las palabras que podía y no podía decir.
-¿Y ustedes cómo reaccionaron?
-Hicimos lo que nos dio la gana. Eso no va a tono a lo que está pasando en la época. A veces no entiendo mucho que se tenga que hacer una versión para radios, un disco censurado. El sin censura es el bueno de verdad, porque plasma lo que queremos decir.
-¿De qué otra forma recuerdan ese paso por Viña?
-Fue súper bonito, broder, ese día mi hermano cumplía años. Ése fue el primer show que hicimos en la gira del cono sur, y empezar por ahí fue bien bonito.
-¿Qué hicieron con las antorchas y las gaviotas?
-Las tiene guardadas mi hermano. Yo tengo la (antorcha) de oro. Me acuerdo que ese día yo agité al público, porque escuchaba que pedían la de oro. Entonces dije "yo me la quedo, porque me la gané yo".
-Y terminaron de tocar con las luces apagadas...
-Estuvo bien bueno eso. Se acabó la transmisión y el público quería que nos quedáramos. Estuvo bien chévere. No apagaron el sonido y nos pudimos comunicar de alguna forma. Entiendo que los técnicos ya estaban cansados, y si hubiéramos tenido que tocar sin sonido, la hacíamos. Como quiera íbamos a tocar.
No tiene nada que ver
La irrupción de Calle 13 en el continente con la canción "Atrévete-te", en plano auge del reggaetón, hizo que muchos los encasillaran de inmediato en ese género, al lado de figuras como Don Omar, Daddy Yankee o Wisin & Yandel. Pero pocas cosas tienen tan saturado al dúo como esa clasificación. Incluso en Mendoza dedicaron un tema "a todos los que creen que Calle 13 es reggaetón".
"Es que es obvio que no es reggaetón, y este disco más que los otros, que tiene bien poca influencia del reggaetón, casi nada. Es como que tú eres merenguero y te dicen que eres salsero. No tiene nada que ver. Y el reggaetón ya no es un estilo, es una forma de ver las cosas, un estilo de vida que no compartimos. No tenemos las mismas ideas, no nos vestimos iguales, mi hermano escribe de otras cosas. Cuando la prensa nos dice que somos reggaetoneros es un poquito desubicado. Tal vez se quedaron en "Atrévete-te", pero empezar por Wikipedia ya te dice que Calle 13 no es reggaetón", reclama Visitante.
-Además escribieron la canción "Que lloren". ¿Qué los motivó a referirse de ese modo más confrontacional a los reggaetoneros?
-"Que lloren" ya fue un manifiesto, después de dos discos diciéndonos que éramos reggaetoneros. No fue escrita a nadie, fue al género, a ese estilo de vida. Hay reggaetoneros que no escriben sus letras. Es parte de la cultura que un rapero escriba sus letras, si te las escriben ya eres otra cosa. Mi hermano está pendiente de lo que pasa en los países, mientras muchos hablan de "te quiero, baby" y esas cosas. Yo creo que con ese tema la gente finalmente entendió cuál es la onda de Calle 13.
-En Los de atrás vienen conmigo también es muy recurrente el discurso "anti gringo". ¿Cómo viven ese tema?
-Puerto Rico es una colonia gringa, siempre hemos sido colonia. Yo creo que hay un malestar de nosotros con ese tema, a pesar de que hay muchos puertorriqueños acostumbrados y otros a los que les gusta. Habemos otros a los que les gustaría valernos por nosotros mismos. Decimos lo que creemos que es correcto.
-¿Y no participaron de ese entusiasmo generalizado en el mundo artístico con la llegada de Barack Obama?
-Creo que la emoción no era tanto que llegara Obama, sino que se fuera Bush. El mundo entero estaba loco. Obama hacía discursos y se llenaba como un concierto de rock. Ya se nota algo de cambio. Hace un par de semanas se reunió con Chávez y se dieron la mano, se está tratando de cambiar esta confrontación. Es que Bush era un asco, en verdad.
-En la canción "Los de atrás vienen conmigo" hacen un saludo a la Araucanía y Villa Francia. ¿Se han dado el tiempo de conocer un poco del Chile profundo en sus visitas?
-En Chile siempre hemos estado cortos de tiempo, ahora nos vamos el viernes. Pero sí hemos recorrido Perú, Colombia, Venezuela. Mi hermano también se fue al sur de Argentina. Pero fue simplemente viajar, nada de tocar, nos dedicamos a conocer. Mi hermano estuvo hace poco en Chiapas. Él aprovecha más, si tenemos una semana, se queda. Yo tengo una bebé de tres años, me gusta volver a casa y abrazarla. Pero acá en Chile tenemos muchos amigos, que nos han regalado libros de los mapuches, información. En vez de regalarnos peluches, la gente nos regala libros. Eso es chévere.
-Y a partir de esa información, ¿qué impresión han podido formarse?
-He visto un movimiento de los jóvenes. No sé si fue por la dictadura, pero he visto que el pueblo sale a la calle. Tengo amigos en las universidades, y sé que están en pie de lucha. Eso está bien. Esa impresión me da Chile. En Puerto Rico no es así, y me duele eso.