Novela "Prat" revela al hombre tras el héroe

SANTIAGO.- Arturo Prat, el héroe monolítico que en forma temeraria saltó a la cubierta del “Huáscar” en 1879, aquel que todo Chile recuerda cada 21 de mayo con desfiles y discursos, era el mismo al que en la intimidad de la correspondencia familiar le gustaba llamar “chiquitines” a sus hijos.

Parece sólo un dato anecdótico, pero no lo es, porque gracias a detalles de ese tipo el periodista y escritor Patricio Jara va dibujando las facetas más desconocidas y personales del último capitán de la “Esmeralda”.

“Prat” (Bruguera, $ 8.000) es una novela llena de detalles, producto de una investigación que a Jara le tomó años. En sus páginas el lector encontrará todo el drama y el horror del combate naval de Iquique, así como la reconstrucción de las horas previas y el epílogo de aquella derrota.

Pero sobre todo es la semblanza de un hombre más allá de la leyenda. Es la historia de un Prat que cumple funciones de espía en Uruguay, que toca el piano y que no fuma ni bebe.
Un hombre que dedica a su esposa Carmela las más bellas palabras, pero que al mismo tiempo carga con la culpa de haberle fallado cuando su primera hija, Carmela de la Concepción, enferma gravemente y muere producto de una afección intestinal. Y es el oficial que se convierte en abogado, que se preocupa de sus hombres y que mastica la frustración de no ir a El Callao en la expedición del almirante Juan Williams Rebolledo.

Patricio Jara, profesor en la escuela de Periodismo de la Universidad Diego Portales y colaborador habitual en las páginas de Revista de Libros y Sábado de “El Mercurio”, llega a “Prat” tras un camino marcado por la historia del norte chileno.

“En dos novelas anteriores, ‘El sangrador’ y ‘El mar enterrado’, conté los años previos a la Guerra del Pacífico en el norte. Además hice con la Universidad de Antofagasta una obra de teatro al respecto (‘Pacífico’). Pero todo esto no ha sido producto de un plan delimitado, simplemente son algunos de los temas que me interesa investigar y si más adelante aparece algo nuevo, bien –asegura-. Aunque a veces me gustaría escribir una novela en que hubiera luz eléctrica o la gente hablara por teléfono o fuera al supermercado, pero no me sale. Lo siento”.

En ese contexto, “Prat” —que es un proyecto Bicentenario en conjunto con Canal 13— también fue una experiencia personal. “Nunca pensé que se podía escribir una novela sin fumar, ni menos con una guagua de dos meses durmiendo en su coche al lado del escritorio. Fue una prueba de disciplina gigante”, asegura.

-¿Por qué elegiste una figura como Prat? ¿Qué te motivó a investigar sobre él?

“Soy de los que cree que toda investigación es producto del asombro, bien por encontrar un dato revelador o bien por la absoluta ignorancia que tenemos frente a ciertos temas o personajes que de pronto nos caen encima. En cualquier caso, en ‘Prat’ todo partió con una imagen que, por lo demás, no está en la novela: el recuerdo de uno de los sobrevivientes al combate, del instante en que Prat ordena comer a la tripulación y éste se fija en la mano temblorosa de los cocineros mientras sirven. Ese temblor de manos, ese miedo, finalmente dio paso a la investigación que luego se transformó en novela”.

-¿Por qué era necesaria una novela como la tuya y no un texto más bien académico?

“Los textos académicos o historiográficamente serios están, existen y son valiosos en su dimensión. Lo que no encontré era una novela como la que me habría gustado leer y aquello me sorprendió bastante. Vengo siguiendo este tema de 2005, en todo caso, en paralelo a otros proyectos de escritura”.

-¿Sientes que con tu novela ahora se salda una vieja deuda con Prat?

“Lo concreto, más que la deuda, es la tremenda distancia que se ha impuesto entre los próceres y el resto de los mortales, con la idea de que sólo algunas personas o corporaciones tienen el derecho de hablar o escribir sobre nuestros personajes históricos; o bien que cualquier cosa que se diga o reflexione sobre ellos presupone de inmediato un afán de controversia o difamación... pero lo bueno es que a instancias del bicentenario esa distancia se ha estrechado”.

-Y en el proceso de investigación que realizaste, ¿qué fue lo que más te sorprendió descubrir de su vida?

“Lo más interesante fue el modo en que se pueden reconstruir los últimos días de Prat, además de sus cartas, por el relato de los marinos que lo acompañaban en la ‘Esmeralda’. Conocer sus versiones del combate, que finalmente hay al menos cuatro versiones diferentes de qué fue lo que realmente Prat dijo como arenga antes de enfrentar al Huáscar, es un material de gran riqueza. Esas contradicciones, esos diversos puntos de vista, no hacen más que enriquecer la leyenda”.

Leer primer capítulo: http://www.emol.com/noticias/documentos/pdfs/Prat.pdf