La grácil actriz, que habría cumplido 80 años este lunes 4 de mayo, sigue ayudando a los niños necesitados incluso tras su fallecimiento por cáncer en 1993.
Agencias
LOS ANGELES.- El poder de atracción de Audrey Hepburn como estrella de cine, ícono de la moda y benefactora sigue vigente mucho después de su muerte.
La grácil actriz, que habría cumplido 80 años este lunes 4 de mayo, sigue ayudando a los niños necesitados incluso tras su fallecimiento por cáncer en 1993. Lo recaudado por la exposición "Timeless Audrey", que se exhibe en Berlín hasta el 10 de mayo, será destinado a menores maltratados.
Entre los más de 1.200 objetos expuestos se encuentran sus Oscar, su Vespa, vestidos de novia, cartas personales y videos caseros. Los hijos de la embajadora de UNICEF, Sean H. Ferrer y Luca Dotti, crearon tras su muerte la "Audrey Hepburn Children’s Fund" para continuar con su trabajo social.
El famoso vestido negro de cóctel que Hepburn lleva en el clásico "Desayuno en Tiffany’s", ayuda a niños pobres en India. El diseño de Givenchy fue vendido en 2006 por 467.200 libras (692.000 dólares), el mayor precio jamás alcanzado por una prenda en la historia del cine.
El dinero sirvió para construir 15 escuelas en zonas pobres de Bengala Occidental. También llegó a precios récord un sello con la imagen de la leyenda de Hollywood en 2005, y otro, que la muestra en su clásica imagen con una larga boquilla, sale a la venta a fines de mayo en Berlín. Hepburn está más de moda que ninguna otra estrella.
El papel de una princesa que se enamora en Roma de un periodista era perfecto para la elegante Audrey Hepburn. Han pasado más de 55 años desde que aquella chica nueva en Hollywood brillara en la comedia "Vacaciones en Roma" junto a Gregory Peck y se hiciera famosa de la noche a la mañana.
Con sus enormes ojos y su garbo conquistó también los corazones de quienes otorgan el Oscar y se llevó la ansiada estatuilla.
Su última aparición en la pantalla -como un ángel- fue en "Always", de Steven Spielberg, en 1989, cuando la tímida actriz, que huía del público, estaba sumida en su papel como embajadora de UNICEF.
Durante 45 años había buscado una tarea así y por fin la había encontrado, dijo la artista sobre su trabajo con niños necesitados en zonas de guerra y de pobreza. En su primer viaje a Sudán en 1989, miró a un niño de 14 años gravemente desnutrido y comentó: "Yo me veía igual que él a esa edad al final de la guerra".
Hepburn nació en 1929 en Bruselas, hija de una baronesa holandesa y un banquero británico-irlandés. Tras su divorcio entró con diez años en un internado en Londres, donde descubrió su amor por el ballet.
Durante los años más duros de la guerra estuvo con su madre en Holanda, donde ganaba dinero bailando para entregar a la resistencia contra la ocupación alemana. Tras la contienda continuó con sus clases de danza en Londres, trabajó como modelo y obtuvo pequeños papeles en el cine.
La escritora Colette la descubrió durante un rodaje en la Riviera francesa y la contrató en 1951 para el papel protagónico en el musical de Broadway "Gigi".
Tras ganar el Oscar por "Vacaciones en Roma", Hollywood se peleaba por tener a la delicada belleza morena, tan distinta de los símbolos sexuales rubios Marilyn Monroe o Jane Mansfield. El director Billy Wilder dijo de ella: "Audrey tenía presencia y estilo, cosas que no se pueden aprender".
Y fue él quien la contrató como la hija del chofer junto a Humphrey Bogart en la película "Sabrina", que le dio una de su en total cuatro nominaciones a los Oscar. Las otras fueron por el papel en "Historia de una monja", por el de una encantadora modelo en busca de pareja en "Desayuno en Tiffany’s" y como una mujer ciega amenazada en el thriller "Wait Until Dark".
También tuvo mucho éxito como la vendedora de flores Eliza Doolittle en el musical "My Fair Lady". Pero cuando estaba llegando a los 40 años Audrey Hepburn se retiró casi por completo del mundo del cine.
Su matrimonio con el actor Mel Ferrer, padre de Sean, se hundió en 1968, y también se divorció de su segundo marido, el psicólogo italiano Andrea Dotti, padre de Luca. En 1976 regresó a la pantalla junto con Sean Connery en "Robin and Marian".
El último premio no pudo recibirlo en persona, y fue por su compromiso social. En la gala de los Oscar en 1993, dos meses antes de su muerte, fue honrada con el Jean Hersholt Humanitarian Award.