Eco se burló de las supuestas aventuras de Berlusconi, a quien se le ha vinculado con varias jóvenes italianas.
AP
MADRID.- El escritor y semiólogo italiano Umberto Eco dijo hoy en Madrid que al Primer Ministro italiano, Silvio Berlusconi, no le regalaría ningún libro porque "él mismo ha dicho que no lee", pero en "vistas sus últimas noticias -añadió- sí le regalaría Lolita", de Nabokov.
La ironía se debe a las últimas polémcias de Berlusconi, a quien se le vinculó con una joven candidata de su partido.
Eco, que hoy recoge en Madrid la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes, uno de los intelectuales más reconocidos de los últimos tiempos, mantuvo hoy un encuentro con la prensa horas antes de recibir la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes, concedida también a otros intelectuales y creadores como Carlos Fuentes, Pierre Boulez, Antoni Tápies o Francisco Umbral.
A la pregunta de qué es lo que pasa con los italianos, que mantienen en el poder a Berlusconi, el autor de "El nombre de la rosa" contesta: "No pasa nada, los italianos están todos así".
"Primero (los italianos) apoyaron al fascismo. Lo abandonamos cuando ya había un millón de ciudadanos muertos. Luego aguantamos cincuenta años de democracia cristiana, y ahora se vota a un personaje que cuenta chistes y se muestra como un caudillo. Ahora hace falta que Berlusconi haga morir a un millón de italianos, pero yo estoy viejo para ver eso, y si esto sucede me exiliaría en España", dijo Eco haciendo gala de buen humor.
El escritor, de 77 años, considera que el libro impreso no desaparecerá por el electrónico: "No nos podremos librar de los libros", dijo.
Y añadió que en la Biblioteca Nacional, en Madrid, vio hoy libros de quinientos y mil años; "sin embargo, no sabemos cuánto puede durar un disquete de ordenador. Yo no podría leer a Proust en digital, sería imposible", aseveró.
Y una cosa tiene clara: "Si yo tuviera que dejar un legado para el futuro, lo dejaría en libro, no en digital".
Pero con respecto al periódico impreso no se muestra tan optimista. "A mí me gusta abrir las hojas del periódico tomando el café por la mañana, pero ya no tengo claro que eso sea lo que piensa mi nieto".
"La amenaza de la libertad de prensa -argumenta- ya no tiene que ver con dictadores o con censuras, sabemos que está la Rusia de (Vladimir) Putin o Corea del Norte, pero eso no pasa en la mayoría de los países. Para hacer un periódico hacen falta 40 páginas de publicidad y el periódico está obligado a conseguir muchas noticias para sobrevivir, y no están dispuestos a librar la batalla. Hoy hay una censura por exceso de información".
El autor de "El péndulo de Foucault" también se muestra pesimista con el futuro de la televisión pública.
"En Italia no existe, porque está bajo el control de Berlusconi; por tanto, se ha convertido en privada. El asunto más interesante se ha producido en Estados Unidos, donde toda la televisión es privada menos un canal, el 13, que tiene programación cultural y se considera pública. A ver qué pasa -añade-; la televisión pública puede quedar bajo el control político de la derecha o la izquierda".
El escritor también piensa que los intelectuales "no tienen virtudes proféticas, que la figura del intelectual es un mito de la izquierda". No obstante, cree que "el intelectual tiene que influir más a largo plazo, no de forma inmediata".