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Un extraordinario barítono argentino

El a veces exagerado acento corporal que mostró en nada opacan el desempeño de Lucas Debevec, cuyo rol del propio Elías logró momentos de altura superlativa, guiado siempre por el incansable director orquestal Nicolas Rauss.

22 de Mayo de 2009 | 11:43 |
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Lucas Debevec, el barítono argentino en acción. Su rol de Elías en el Teatro Universidad de Chile fue sobresaliente.

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El Oratorio “Elías” de Felix Mendelssohn-Bartholdy es sin duda una de las obras maestras de su autor y una de las composiciones más hermosas de toda la historia de la música. Su enorme belleza musical no decae en ningún momento y va a la par con el desarrollo dramático. Y para obtener un resultado acorde con la obra es necesario contar con director que entienda perfectamente el nudo dramático inserto en el discurso musical. Fue el caso de Nicolas Rauss, conductor que logró un desarrollo de gran unidad.

Los leves desajustes en la orquesta, producto de una batuta que no detiene el desarrollo, seguramente se corregirán en una próxima función, del mismo modo algunas frases del coro que tuvieron poca correspondencia con el sentido de los textos. Ocurre que para entender el concepto de Rauss cada uno de los intérpretes debía estar muy alerta, pues el director no realiza pausas entre número y número, obligando a cantantes y músicos a cambiar pulso ante su primer gesto.

En esta primera función el rendimiento fue de menos a más, con una orquesta apenas correcta y de sonido no siempre cuidadoso, aunque mejoró en el tercio final donde podemos decir que encontraron el sentido requerido por Rauss.

En esta obra las cuerdas vocales tienen un rol fundamental y en justicia podemos decir que el Coro Sinfónico de la Universidad de Chile que dirige Hugo Villarroel, con el apoyo de la Camerata Vocal, tuvieron un estupendo desempeño  tanto en lo vocal como en afinación, logrando momentos de gran belleza. Ejemplos: los coros de dinámica piano o en general en toda la segunda parte, o los “coros de querubines”, donde canta un número reducido de voces.

El peso de Lucas Debevec

Ya mencionamos la falta de carácter observada en otros momentos, como aquellos donde deben representar a los sacerdotes de Baal, de poca fuerza interpretativa para uno de los pasajes de mayor fuerza descriptiva. En todo caso si consideramos el enorme volumen que tiene su participación en general fue del mejor nivel.

El otro sustento está en el barítono que debe encarnar a Elías. Recayó en el argentino Lucas Debevec, cuyo desempeño sólo cabe calificarlo como extraordinario. A su hermosa línea de canto se agrega una interpretación de tal sentido dramático que le hace vivir su papel. Incluso puede sorprender su expresión corporal -que en momentos puede parecer exagerada-, pero que sin dudad es de gran eficacia. Otra virtud del cantante se mostró en las partes cantadas en cuarteto solista, donde se convirtió en un solista más. En lo individual destacaremos su aria de la segunda parte, la que es acompañada por los chelos. Que fue de paso uno de los grandes momentos de la noche.

La soprano Claudia Pereira tuvo a su vez un desempeño que ya no es noticia, pues fue  de gran nivel. Tal como acostumbra, su aria “Escucha Israel” fue impecable. Además fue capaz de perfilar los diferentes roles que tiene que abordar. Así la desesperada viuda  se contrastó con la delicadeza de sus partes cantadas como “niño”, por mencionar algunos de sus roles. Añadiremos que su seguridad es garantía en cualquier obra.

La contralto Sofía Pollak cantó con gran musicalidad pero su volumen fue insuficiente en algunos momentos. En todo caso creemos que su material se fortalecerá con la experiencia. El tenor Iván Rodríguez sigue mostrando su hermoso y musical material, pero esta obra debe enfrentarse con más peso vocal, trabajo al que debiera abocarse pues el mismo éxito que tiene con Mozart lo puede obtener con facilidad en este tipo de repertorio.

En otro aspecto, un detalle que debiera cuidarse es el hecho de que al realizar la traducción, ésta pueda ser leída con facilidad por el público. En este caso, como era bilingüe (alemán-español), resultó demasiado pequeña. Costaría muy poco poner dos pantallas para proyectarla, una a cada lado del escenario. De haber sido así habría coronado un gran concierto, con una de las cumbres de la literatura sinfónico-coral.

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