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Haydn, estrella del clasicismo, brilla a 200 años de su muerte

Si 2006 fue el año de Mozart, 2009 se lo adjudica el genio austríaco, una de las piedras de apoyo de toda la música del siglo XIX, figura rescatada en el siglo XX y homenajeada en el siglo XIX.

29 de Mayo de 2009 | 11:11 | DPA
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Este domingo 31 de mayo se recuerda el día de su muerte, en la ciudad de Viena en 1809.

El Mercurio

VIENA.- Uno de sus temas llegó a popularizarse incluso en los estadios de fútbol, donde se (des)entona cuando se presenta la selección nacional alemana: el "Himno del Emperador" de Josef Haydn, dedicado en principio al monarca austríaco Francisco, fue adoptado posteriormente como himno nacional de Alemania.


En su tiempo de vida, era considerado el máximo genio de la música de todos los tiempos, pero luego quedó a la sombra de Mozart y Beethoven. A 200 años de su muerte, acaecida el 31 de mayo de 1809, retorna por un tiempo al primer plano con innumerables conciertos de homenaje, emisiones televisivas y nuevas biografías. Al Año Mozart 2006 le sigue ahora el "Año Haydn".


La posteridad desconoció en gran parte los méritos musicales de este hombre pequeño, pleno de humor y benevolencia, pero poco agraciado físicamente.


"Es como un amigo de la casa, al que siempre se recibe con agrado; pero ya no presenta un interés más profundo para los tiempos actuales", lo describió Robert Schumann en 1841. Su música fue menospreciada por los compositores románticos calificándola de infantil, antigua y excesivamente impregnada del estilo rococó.


Richard Wagner también se refirió a la obra de Haydn como la "infantilidad de quien nació anciano".

El siglo XX a sus pies

Pero fue sólo en los tiempos modernos cuando se revalorizó el significado único de Haydn para el desarrollo de la música, al otorgarle al prolífico autor de 107 sinfonías y 68 cuartetos para cuerdas prácticamente el título de creador de estos géneros musicales.

"Todos los grandes compositores construyeron sobre las ideas de Haydn, pero él fue con seguridad el más original de todos", afirma el director de orquesta Nikolaus Harnoncourt. Haydn, que nació en 1732, dijo de sí mismo que como artista aislado del mundo no sufrió influencias ajenas. "Así me vi obligado a ser original".

Fue un largo proceso. Porque Haydn, a diferencia de su amigo mucho menor Wolfgang Amadeus Mozart, no fue un niño prodigio. Hijo de un constructor de carretas, tuvo que abandonar la escuela coral de la catedral de San Esteban en Viena al cambiar de voz a los 17 años y se convirtió en músico independiente y maestro de música. No fue hasta 1761, a los 29 años, que logró su nombramiento vitalicio como músico de la corte del príncipe Esterházy, en la actual Hungría.

Durante tres décadas se mantuvo en el cargo, que incluía la dirección de la orquesta de la corte, tarea que le permitía "realizar experimentos, observar qué genera impacto y qué lo debilita, es decir, perfeccionar, agregar, recortar, investigar". Su fama se extendió por toda Europa.

La música que palpita en Viena

Fue con la muerte del príncipe Nikolaus Joseph Esterházy en 1790 que terminó Haydn con su aristocrático ostracismo y se mudó a Viena. El empresario musical londinense Johann Peter Salomon aprovechó la oportunidad para llevar a Haydn a la capital británica para la temporada de conciertos 1791-92, con un éxito enorme que se repitió en una segunda gira. Haydn se había convertido en la mayor celebridad musical de su época.

Más allá de algunos viajes, se sentía sin embargo a gusto con su entorno. Posiblemente sea por ello que la posteridad le endilgó el mote de compositor provinciano y adoptó con sorna el fatal apodo del buen "Papá Haydn", con el que lo había nombrado con gran respeto su amigo Mozart.

Su natural alegría y naturalidad, transmitida también a sus composiciones, resultó probablemente refractaria al sentimiento sufrido de la cosmovisión romántica.

"Haydn compuso obras que están a la par de las de Mozart e incluso en algunos casos las superan", dice el presidente de la Sociedad Haydn de Viena, el musicólogo Paul Angerer. Probablemente no hay nada que se equipare entre la música vocal con los oratorios "La creación" y "Las estaciones".


Fue el día en que Haydn falleció. Ocurrió en la ciudad más musical del mundo clásico y romántico: Viena. La familia Esterházy hizo exhumar el cuerpo en 1820 para trasladarlo a la iglesia de la sede familiar en la ciudad austríaca de Eisenstadt.

Pero faltaba el cráneo del compositor, sustraído por discípulos del anatomista Franz Joseph Gall, que buscaba establecer un correlato entre la genialidad y la anatomía cerebral. Recién 145 años más tarde se restituyó el cráneo a los restos óseos del músico.

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