Pistola de plástico

Todo lo que tienen que decir no cabe en uno, sino en dos discos. Es la quijotada del álbum doble, un gesto siempre grandilocuente (la autocondescendencia es el riesgo), pero que este nombre nacional resuelve tranquilo, con una seguridad atípica en el rock chileno.

Los Ex, sobrevivientes del apogeo de la escena local de mediados de los años '90, van por las canciones directas, al mentón, sin dobleces. ¿Es punk entonces? Sí, puede ser, pero es definitivamente un ejercicio más sofisticado y maduro dentro del género. Hay espíritu enrabiado, tristeza, crítica (la excelente "Tienen grandes camionetas", con el más reciente videoclip), pero todo montado con elegancia y gusto por el rock bien tocado, decidido, con detalles.

Colombina Parra no tiene la mejor de las voces, y a veces abusa del sonsonete de chica apestada que marcó a las cantantes con chapa alternativa de la década pasada. Pero es una intérprete que transmite, hace conexión, se desnuda ("Mariposa"), inquieta perturbadora ("Querido"), en fin, que dice cosas. Pistola de plástico, el tercer disco del grupo después de Caída libre (1996) y Cocodrila (2007), reitera que Los Ex son una banda de rostro bien delineado, de facciones propias. Una de las mejores caras de la música nacional.