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Larga y angosta faja de rock

Dos realizadores franceses recorrieron durante más de un año Chile de punta a cabo para realizar un documental sobre tocar rock en nuestro país. "Se llama 'Música neón' porque la luz neón crece poco a poco. Como el rock acá", dicen.

03 de Junio de 2009 | 22:19 |
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Franceses en gira: Alexandre Rabozzi y Magali Battaglia, realizadores del documental ''Música neón''.

Foto: El Mercurio de Antofagasta.

Ella es fotógrafa y trabaja con marionetas y títeres, él es doumentalista, ambos son franceses y se pasaron once meses subiendo y bajando por Chile, entre noviembre de 2006 y septiembre de 2007, para grabar imágenes y entrevistas destinadas a un documental. Más de un año después, en 2009 Alex Rabozzi y Magali Battaglia están de vuelta con la película terminada y la han mostrado en Santiago, Castro, Antofagasta o Valparaíso: se llama "Música neón", aunque no necesariamente por los neones de colores.

-La idea del documental es descubrir el rock a través de un viaje, de manera sencilla. No proponer una reflexión sociológica ni antropologista -explica Rabozzi, en cuya película son entrevistados desde músicos, managers, periodistas y gestores de las Escuelas de Rock y hasta el presidente de la SCD, Fernando Ubiergo, y el secretario ejecutivo de Consejo de Fomento de la Música Nacional, Javier Chamas. Pero sobre todo rockeros. Muchos de ellos, en Antofagasta, en Coyhaique, en bares y en salas de ensayo mal iluminadas, emergentes y experimentados.

-¿Por qué el tema de la música rock en un país tan lejos de Francia les llamó la atención?
-En realidad creo que la distancia no es la cuestión. Más que todo es la la forma geográfica y la diversidad de Chile lo que nos llamó la atención. Y el rock, por gusto personal.

-¿Qué te pareció la música de los grupos que entrevistaron?
-Entrevistamos a casi cuarenta bandas entre Arica y Punta Arenas, y había de todo: pop, funk, jazz rock, metal, punk… Lo que nos llamó la atención fue el buen nivel instrumental de las bandas en general. Después todo depende del gusto personal. Nos gustaron mucho Akinetón Retard, MediaBanda, Yonhosago, La Desooorden, Daniela Conejero y Charanku.

-¿Crees que hay una identidad común entre la música de todos esos grupos, por diferentes que fueran?
-Una identidad, no lo creo. Pero hay bandas que tienen una propuesta latinoamericana a través de sus instrumentos: Charanku por ejemplo. O a través de sus letras, como Corazones Ebrios con el tema "Choripán y cerveza".


Como un tubo fluorescente


-Un tubo de neón es luminoso y fluorescente. ¿La realidad que queda retratada en el documental no es al revés, bastante oscura?
-Buscábamos un hilo conductor, algo sencillo para "simbolizar" y asociar las palabras rock y Chile. El tubo de neón fue elegido primero por su presencia tremenda en Chile: están en cualquier lugar, en salas de ensayo sobre todo. Por su forma, que recuerda la de Chile; por su conotación "underground" en Francia y por su luz que crece poco a poco. Como el rock acá.

-¿Cuál es tu diagnóstico sobre cómo es vivir del rock en Chile después de hacer la película?
-Diré que se puede sobrevivir del rock en Chile, depende de tu estilo de vida y de si quieres comer pastel de jaivas o italiano todos los días. Creo que hay muchas posibilidades para vivir de la música, entre hacer clases, tocar covers en paralelo a tu banda original o postular a loterías estatales. Pero hay que trabajar y quererlo mucho.

-¿Cómo sería este mismo documental en Francia? ¿Los músicos allá tienen estos problemas resueltos?
-Primero, como franceses en Chile tuvimos las puertas más abiertas: no fue tan difícil encontrar a Fernando Ubiergo o Javier Chamas, por ejemplo. En Francia uno no podría ver así a este tipo de personalidades. Pero a pesar de que Francia tenga más redes, más espacios, más derechos y leyes que Chile, los problemas son los mismos: nos parece súper difícil vivir del rock.

-¿El Estado allá juega un rol más fuerte en la cultura, con qué herramientas?
-Lo que llama la atención en Francia es el sistema llamado intermittence ("intermitencia"), que hay que aprovechar porque va a desaparecer: no es algo que encante precisamente al Presidente actual… Este sistema permite a cualquier artista o técnico tener un sueldo decente cuando está creando o ensayando su show. También garantiza derechos como salud y jubilación. Pero es complejo obtenerlo, porque se requiere declarar más de quinientas horas de trabajo sobre diez meses.

-Ustedes mismos pertenecen a una red de artistas en Francia. ¿Qué rol juegan esas redes? ¿Cómo viste la disposición que hay entre los músicos chilenos a asociarse?
-En Francia hay tres formas de redes principales en el rock, una de salas, una de centros de recursos, cuyo objetivo es reunir y compartir datos, y una de medios de comunicación. Este circuito existe gracias a fondos estatales y voluntades individuales. En Chile, la falta de redes se explica por tres razones principales: las distancias, la falta de motivación y la falta de apoyo estatal.

-En Francia hay trescientos centro culturales como Balmaceda 1215, dijiste en un momento. ¿El desarrollo de esta actividad tiene que ver sólo con el aporte del Estado?
-El desarrollo cultural tiene que ver con el Estado que apoyó y apoya todavía proyectos artísticos a través de la intermittence, de leyes (el cuarenta por ciento de la música en los medios es francófona, por ejemplo) y fondos importantes de largo plazo. Junto con eso existen muchas posibilidades para financiar proyectos dentro de programas regionales, provinciales, municipales, o en distintos ministerios, el de Educación, el de la Juventud. El Estado Francés te permite desarrollar tus ideas, pero hay que tener un proyecto sólido, interesante y bien escrito.

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