Si al escritor Jorge Baradit se le ocurrió que el trabajo de su reciente novela había terminado con el lanzamiento del libro a fines de 2008, entonces se equivocó. Más bien quedó todo listo para empezar otro trabajo, aunque fuera uno imposible de sospechar incluso para un autor de ciencia-ficción. Ahora a partir de la novela hay una banda sonora, editada por Pueblo Nuevo, uno de los prolíficos sellos chilenos que publican música gratuita para su descarga libre desde Internet, y es un monumental cargamento de música inspirada en el libro.
Ese libro es "Synco", la segunda novela del autor luego de "Ygdrasil" (2006). Su trama gira en torno a una proyección ficticia del gobierno de la Unidad Popular, que en la novela no sólo no es derrocado en 1973 por el golpe de Estado de Pinochet, sino que por medio de la tecnología transforma a la sociedad gracias a un Sistema de Información y Control: Synco. El argumento está basado en el proyecto cibernético real, llamado Cybersyn, que el gobierno del Presidente Salvador Allende proyectó entre 1971 y 1973.
Y ese disco es Synco soundtrack: hasta la victoria siempre, una gran antología en la que 36 músicos y grupos dan forma en cuatro volúmenes a las más diversas variantes sonoras hechas con medios electrónicos. Música electroacústica, industrial, ambient, ruido experimental o hip-hop son parte de esa banda sonora, coordinada por un núcleo central de gestores entre Baradit y los músicos Rafael Cheuquelaf, del dúo puntarenense Lluvia Ácida, y Mika Martini, uno de los creadores de Pueblo Nuevo.
Cheuquelaf ya tenía contacto con la escritura del novelista. Una de las composiciones del disco Audioficciones (2007), de Lluvia Ácida, se basa en el relato "La conquista mágica de América", de Baradit, una versión esotérica y "conspiranoica" de la llegada de los conquistadores españoles al Nuevo Mundo, según define el músico. Ambos le propusieron este proyecto. "Jorge aceptó de inmediato", recuerda Cheuquelaf, "lo que habla de su actualizado criterio respecto de cómo promocionar un trabajo literario y llegar a nuevos públicos".
-La idea creció y se convirtió en un Leviatán retrofuturista casi tan viral como el libro mismo -compara el propio novelista-. Infección electrónica sería el término.
Nada de electrónica confortable
Había coincidencias previas entre la temática del libro y la propuesta de Pueblo Nuevo, un sello que ha editado discos como Ciclo electroacústico Salvador Allende Gossens (2009), del compositor José Miguel Candela, y que lleva en su nombre y sus logos citas a la época de la Unidad Popular.
-Estoy seguro de que el tema de Synco ya rondaba por las cabezas de varios músicos, algunos ligados a Pueblo Nuevo -dice Cheuquelaf-. El sello usa una estética inspirada en ese período de la historia chilena. De esa manera, Pueblo Nuevo da nueva vida a esa iconografía que es tan nuestra y tan latinoamericana, proyectándola hacia el futuro de la misma manera que tal vez hubiera hecho Synco.
-¿Cómo fue organizada la música? ¿Es una recreación de la novela o tiene un guión propio?
Martini: La idea original es servir de "soundtrack" de una película imaginaria. Que todos los tracks y variantes musicales aparecieran mezclados, sin separación por estilos, para provocar en el oyente sensaciones diferentes y contrastadas al escuchar el disco.
Cheuquelaf: Es una sonorización de la novela, pero armada a partir de distintas sensibilidades y enfoques musicales. Aún así al ordenar lo temas, cosa que hicimos entre los tres, se creó de manera misteriosa una continuidad sonora que da la sensación de un todo, que respeta el orden de los acontecimientos narrados en el libro. Hay también un criterio musical según el cual los temas se suceden en relativa armonía. Ahora, este no es un disco para oyentes que buscan "electrónica confortable". Aquí hay tanto ritmos más o menos bailables y atmósferas etéreas como ruidismo del más radical.
-¿Qué tanto Baradit fue monitoreando el trabajo de los músicos? ¿Fue escuchando el disco a medida que se iba armando, o lo oyó terminado? ¿Qué tan sorprendente fue escucharlo?
Baradit: Nada, yo soy escritor y mi parte la había hecho hace rato escribiendo el libro. Cada uno se encerró en su caja negra y produjo monstruos y homúnculos maravillosos que me tuvieron mucho rato pegado en los fonos. Escucharlo por primera vez fue alucinante, recorrer un paisaje auditivo tan complejo y variado reafirma la idea de que hoy el formato novela se quedó chico, y los relatos deben extenderse hacia los medios disponibles para alcanzar su real potencial. Ya no podemos hacernos los tontos, el texto carente de mundos ampliados es un texto cojo.
Supercomputadora chilena
En Pueblo Nuevo ya saben de discos voluminosos, tras editar el triple Obra electroacústica (2008), de Gustavo Becerra-Schmidt; el triple y antológico 50 años de música electroacústica en Chile (2006) y el séxtuple Pueblo Nuevo primer aniversario (2006), entre otros títulos.
-El formato, entendido como duración de un disco, es otro de los parámetros que a estas alturas son casi obsoletos en las ediciones on line (en Internet) -dice Mika Martini-. Eso nos brinda la libertad de publicar tanto discos breves como extensos.
-¿Todos los músicos leyeron la novela, o no necesariamente?
Martini: A todos se les envió una serie de enigmáticos emails, a manera de invitación, con información parcial acerca del proyecto. A los que aceptaban el desafío se les envió un resumen de cien páginas de la novela, proporcionado por Baradit.
Cheuquelaf: Nunca planteamos como requisito obligatorio el leer la novela completa. No hubiera sido realista esperar que más de treinta músicos lo hicieran. Aquí se trataba más que nada de plasmar imágenes y éstas ya se encontraban perfectamente claras en los fragmentos que Jorge nos envió. Su escritura es muy visual y transmite gran cantidad de ideas y sensaciones en poco espacio.
-¿Qué les pareció atractivo a los músicos de la novela, de esta potencial Unidad Popular que transforma a la sociedad por la vía de la tecnología?
Cheuquelaf: La idea de tecnología al servicio de un cambio social es muy potente, pero también da lugar a preguntas inquietantes sobre su poder y posible abuso. La Unidad Popular es un referente cultural grabado a fuego en la memoria colectiva de este país. Pero la gracia de esta convocatoria es que estábamos ofreciendo a los músicos un espacio de expresión que el establishment cultural no está brindando.
Martini: Me pareció interesante la idea planteada por Baradit de provocar, de criticar, de generar discusión a partir de la ciencia ficción sobre cierta parte de nuestra historia como país, que está siendo limitada prácticamente a museos o a discusiones político partidistas obsoletas, obviándose aspectos mucho más trascendentales y sustanciosos, generadores de ideas y movimiento.
Cheuquelaf: Y es innovador asociar un discurso tecnológico al tema de la UP, que está teñido de una nostalgia a estas alturas ya no solo inútil, sino peligrosamente conformista. Además, en la ciencia ficción hay una larga tradición de computadoras que terminan transformándose en entidades incontrolables, como "Hal 9000" y "Skynet", por dar algunos ejemplos. Imaginar una supercomputadora chilena y sus consecuencias no deja de tener su atractivo.
Ciencia ficción y estados alterados
-¿Creen que ustedes, Baradit por un lado, los músicos por el otro, tienen miradas distintas sobre la UP, o con matices distintos? En músicos como Mika Martini, Mankacen, Lluvia Ácida o por cierto José Miguel Candela, hay un sentido del homenaje o de la admiración incluso. ¿En el caso de Jorge Baradit se permite jugar e intervenir un poco más con esa memoria?
Baradit: Mi admiración es por el Presidente Allende. En el libro digo que parece haber sido el único que realmente quería que el proyecto socialista chileno funcionara. Por eso es el único al que redimo en el libro. Allende es el típico líder llevado por las masas a su destrucción, a su inmolación por adherentes y detractores. El cordero.
Cheuquelaf: No sé si son miradas tan distintas. El que los músicos, o al menos una parte de ellos, tengan opiniones orientadas a la izquierda y una buena imagen de lo que fueron Salvador Allende y la Unidad Popular, no los invalida para especular o imaginar algo distinto a lo que finalmente sucedió. En estos tiempos mucha gente se pregunta ¿qué es realmente "ser" de izquierda? ¡Yo al menos me lo pregunto todo el tiempo!
Martini: Además, por cierto que la crítica a nuestras cúpulas de poder siempre es un tema atractivo y fundamental para el arte comprometido.
Cheuquelaf: Lo que nos atrajo de Synco y de la visión de Jorge es precisamente eso, el que cuestiona estereotipos. ¿Que tal si los derrotados hubieran sido los vencedores? ¿O podría haber habido otro tipo de Golpe de Estado, uno mucho más sutil? Eso es lo que hacen la buena ciencia ficción y el arte en general: descolocarnos y proponernos situaciones que estremecen nuestras convicciones políticas y morales, sin necesariamente destruirlas. O exponer sueños e ideales que terminan transformándose en pesadillas.
"Unidad Popular Electrónica" se llama la composición de Lluvia Ácida para el disco, y tiene ese sentido, dice Cheuquelaf. "Intentamos imaginar un himno militante que hubiera sido cantado en esa realidad alterna, una mezcla del sonido más panfletario de la Nueva Canción Chilena con la electrónica industrial. Lo más inquietante de esta experiencia fue el darnos cuenta de que si Lluvia Ácida hubiera existido en el mundo de Synco tal vez sería una eficiente 'banda oficialista'. No sé si todos los participantes de este compilado se hicieron esa clase de preguntas. En algún momento intercambiaremos impresiones sobre este tema.
-"Tecno, música industrial, ambient, hip-hop, ruidismo, música electroacústica" es parte del contenido del disco, según la reseña del sello. Jorge, ¿te parece interesante esa nomenclatura desde el punto de vista de un escritor? ¿Es un universo que podría dar pie a una escritura?
Baradit: Mis intereses pasan por el cyberpunk, el retrofuturismo, la estática, el sonido de las bandas sin sintonizar y los acoples de grabadoras para transcomunicación. Conozco los términos, participo de esa música como auditor. Me ayudan a escribir, a entrar en trance y a producir estados alterados donde es más fácil encontrar los resquicios.
-Si hubieras imaginado una música para la novela, ¿habría sido ésta?
Baradit: No, en los discos hay muchísimo más trabajo, sutileza y variedad que la que me hubiera podido imaginar. Es la prueba de que las convocatorias amplias, bien dirigidas, como lo hicieron Mika y Rafael, generan una diversidad de colores que enriquece cualquier iniciativa. Me dan ganas de que mi próximo trabajo incluya equipos múltiples desde el mismo origen del trabajo.