Nicolás Saavedra habla del "sueño" de compartir escenario con cuatro glorias del teatro

SANTIAGO.- La obra es una adaptación de un texto de Friedrich Dürrenmatt hecha por el director Francisco Albornoz y el dramaturgo Andrés Kalawski, y en la que el joven gerente de una empresa de plásticos es sometido a un juego por parte de un cuarteto de veteranos amigos, quienes lo enjuician.

Sin embargo, la principal razón por la cual el montaje "Pana" —que anoche se estrenó en el Teatro de la UC— se ha puesto en boca de todos, está en la inusual reunión de cuatro actores con más de 50 años de trayectoria sobre las tablas: Alejandro Sieveking, Ramón Núñez, Arnaldo Berríos y Eduardo Barril.

Ellos son los encargados de interpretar a los cuatro amigos que llevan el juicio ficticio contra el joven profesional, encarnado por Nicolás Saavedra.

El intérprete del hiperventilado Patricio Urquieta en "Lola" se muestra feliz con la posibilidad de compartir escenario con Sieveking, Núñez, Berríos y Barril, en una experiencia que califica de "maravillosa, un gran regalo. Son cuatro actores gigantes, con mucha experiencia, mucho talento, tipos muy generosos... Ha sido uno de los procesos más lindos que me ha tocado".

-La reunión de ellos ha sido catalogada como un momento muy importante para el teatro local, al que hay que poner atención. ¿Compartes esa opinión?
-Creo que sí. Y a mí como actor esto no me va a volver a pasar nunca. Capaz que en un montaje me toque con un actor de esta trayectoria, pero cuatro juntos... es brutal. Y verlos a ellos trabajar, que son amigos, que han trabajado juntos antes, verlos disfrutar en esta obra en que uno de los temas principales es el juego, es un gran regalo del cielo.

Sobre la obra, Saavedra cuenta que su personaje, Jorge Carrasco, conoce al cuarteto de amigos tras quedarse en pana, y recibir alojamiento por parte de uno de ellos. "Estos viejos se juntan a comer una vez al mes, y juegan a las profesiones que tuvieron (abogado, policía, juez y verdugo), se dan el tremendo banquete con una tomatera. E invitan a Jorge a jugar este juego, que no se da ni cuenta de que ya empezó un juicio en su contra (...) Él no se había dado el tiempo de detenerse a pensar en sus acciones. Es como en estos tiempos, en que todo pasa rápido, sin detenerse a pensar", cuenta.

Al personaje, entonces, comienzan a restregarle cosas de su pasado que, según Saavedra, no es más oscuro que el de cualquier ser humano. "La obra trata de eso: Si nos aprietan un poco, todos tenemos algo por lo cual pagar".