El autor ubica su investigación sobre la política anticomunista de González Videla en una mirada global sobre la democracia chilena del siglo XX.
DebateSANTIAGO.- Ante el quiebre democrático de 1973 en Chile, las miradas en torno a las causas suelen haberse estandarizado: La izquierda de entonces no tiene problemas en asumir los errores cometidos en la Unidad Popular, distintos sectores reconocen el propio aporte a la polarización, pocos niegan la injerencia directa de organismos de Estados Unidos, y varios miran a los efectos de políticas impulsadas por los gobiernos de Eduardo Frei Montalva y Salvador Allende.
Sin embargo, el reconocido cientista político Carlos Huneeus, cree que hay una mirada que no se ha dado de modo suficiente, y es la que apunta al rol que cumplieron los gobiernos democráticos anteriores a 1964, y en particular el del radical Gabriel González Videla (1946-1952).
Según el director del Centro de Estudios de la Realidad Contemporánea (CERC), "las causas de la crisis que condujo al golpe militar de 1973 comienzan en 1947, con la política anticomunista de González Videla".
Ésa es la mirada global en que se enmarca el más reciente libro de Huneeus, "La guerra fría chilena" (Debate, $18.000), una investigación que se adentra en esa política anticomunista encarnada principalmente en la Ley de Defensa Permanente de la Democracia, más conocida como "Ley Maldita".
En cerca de 400 páginas, el autor de "El régimen de Pinochet" hace un recorrido analítico que parte en los antecedentes de la carta que puso al Partido Comunista (PC) fuera de la ley. Allí se encuentra, entre otros factores, la propia trayectoria política de González Videla, que en un momento llegó a tenerlo como un referente de la izquierda dentro del radicalismo.
Sin embargo, sobre todo sus estadías como embajador en Francia y Brasil lo acercaron a nuevas posiciones. De este modo, Huneeus revela la admiración del ex mandatario por personajes como el mariscal Petain (presidente del régimen de Vichy, tras un acuerdo con Hitler) y el brasileño Getúlio Vargas. Todo en un contexto de Guerra Fría, que lo llevó a afirmar que se aproximaba una confrontación entre Estados Unidos y la Unión Soviética (con la que rompió relaciones), que conduciría a una Tercera Guerra Mundial.
Pero esa distancia también permitió a González mantenerse alejado de las tensiones políticas internas, por lo que a su regreso mantuvo intacta su reputación ante el comunismo, que le dio su apoyo en las elecciones de 1946. Incluso asumió una cercanía mayor con ese partido que sus antecesores radicales, al incorporarlos al gabinete.
Sin embargo, su relación con el PC tendría un giro rotundo, que lo llevaría a romper con ese partido algunos meses después, en una escalada de facultades extraordinarias que terminó con la promulgación de la "ley maldita". Según Huneeus, la primera que combatió una idea y sancionó a quienes adherían a ella, y que acabó por dar a ese gobierno marcados ribetes de "dictadura constitucional".
El politólogo plantea también las consecuencias que esa ley trajo consigo y que, según él, por largos años afectó la calidad de nuestra democracia, con un efecto expansivo de tal magnitud que incluso puede sentirse hasta nuestros días.