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Drogas, sexo y Cirque du Soleil

Tras celebrar el aniversario 25 del circo más famoso del mundo, su fundador Guy Laliberté enfrenta con una demanda judicial una biografía no autorizada del periodista de espectáculo Ian Halperin que revela detalles de sus famosas fiestas.

23 de Junio de 2009 | 11:58 | El Mercurio Online
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El carrete en la casa de Guy, en Saint Bruno, también incluía drogas, orgías y prostitución.

AP

SANTIAGO.- Una vez al año Guy Laliberté, fundador de Cirque du Soleil, tiraba su casa por la ventana. Ocurría siempre en junio, un domingo, específicamente, la noche después de terminada la carrera de Fórmula Uno que se corre todos los años en Montreal, Canadá.

Laliberté invitaba a su casa a cerca de mil personas a pasar la noche de sus vidas. Eran recibidos y alhajados por la mejor comida, por dj’s traídos de Europa y, obviamente, por la mejor diversión de mano de los famosos  payasos, juglares y tarotistas del circo más famoso del mundo.

Todo bien hasta aquí. Pero una reciente publicación no autorizada ha revelado el lado B de la fiesta más famosa del mundo. Según el libro “Guy Laliberté: The Fabulous Story of the Creator of Cirque du Soleil” del periodista Ian Halperin, el carrete en su casa en Saint Bruno también incluía drogas, orgías y prostitución. La acusación ha motivado una demanda del multimillonario de la entretención, quien busca evitar la distribución del libro. Pero la reciente publicación de un extracto del material en la revista canadiense “MacLean” ha causado más revuelo de lo esperado y ha apresurado el trabajo de los abogados de Laliberté.

A continuación, algunos extractos de lo publicado por la revista MacLean:

Robert De Niro y sus mujeres
"Muchas personas del círculo más íntimo de Laliberté trabajaban durante meses planificando la gran fiesta. Uno de sus más amigos, Jake, recuerda cuando llegó Robert De Niro, en 2001, mientras filmaba la película “The Score” que resultó ser la última película en que actuó Marlon Brando antes de morir. De Niro ya tenía fama de salir con mujeres negras. ‘Reuní a las mejores bailarinas, prostitutas y modelos de color de Montreal y las invité a la fiestas de Guy’, cuenta Jake. A él le gusta que las personas tengan la noche de sus vidas. Si sabe que a uno de sus invitados le gusta el vino italiano, entonces hace traer los vinos más caros. Son botellas que nunca encontrarías en una tienda de licores. Guy le presta mucha atención a los detalles".

“Todo estaba permitido”
“Todo estaba permitido”, dice ‘Abby’, una bailarina de Las Vegas que asistía regularmente a la fiesta. ‘Me enfiesté cuatro días. Había carpas, casas rodantes y piezas instaladas para poder dormir. Durante la fiesta había piezas especialmente habilitadas para que la gente pudiese tener sexo. Ocurrían muchas orgías. Tomamos muchas drogas. Era toda una experiencia’”.

Policías y traslado de fiesta
“Pese a las preocupaciones de Laliberté por la policía, él se negaba a desconvidar a sus amigos uniformados. Pero les hizo prometer que debían hacer la vista gorda con lo que ocurría ahí... ‘Él tenía que asegurar que ningún equipo SWAT descendiera sobre su casa en mitad de la fiesta. Habría gatillado titulares en todo el mundo. Él quería evitar eso’”, dice el periodista Esmond Choueke.

“’Sin embargo’, dice un amigo cercano de Esmond Choueke, “ya el 2003 había mucha presión para que Guy le bajara el tono a las fiestas. Él cambió el lugar de celebración desde su casa al aeropuerto de Saint-Hubert y, en años recientes, sólo ha invitado a sus amigos más cercanos. Se cansó de todas la porquería. Entre otras cosas se aseguró de que no hubiese drogas circulando libremente y se metió en la organización de la fiesta”.

La casa de Laliberté  y los invitados B
“La casa de Laliberté queda a orillas de una montaña cerca de la cuidad canadiense de Montreal. Su sistema de seguridad es de lo más sofisticado del mundo. Tiene una laguna privada y está rodeada de enormes árboles de más de cien años”.

“Los invitados B debían firmar un contrato de confidencialidad antes de entrar. Hermosas mujeres de todos los rincones del mundo estaban presentes, además de los líderes mundiales de la entretención, las artes y los negocios. La entretención duraba al menos un par de días hasta que el dueño de casa pedía a sus asistentes prender los regadores, señal de que la fiesta se había acabado”.

Tres años esperando una invitación
“Un destacado empresario de Montreal dice que el haber ido a la fiesta de Guy fue lo mejor que le ha pasado. Demoró tres años en conseguir una invitación, finalmente, un amigo en común de Laliberté se la consiguió. Desde el momento en que llegó se fascinó con cada detalle. ‘He viajado por todo el mundo, pero nunca he experimentado algo similar a las fiestas de Guy’, dice. ‘De hecho si no hubiese terminado la madrugada siguiente me habría quedado un mes. En cada dirección que uno avanzaba algo increíble estaba ocurriendo... Me demoré varias semanas en recuperarme, pero no me arrepiento de nada, fue la mejor noche de mi vida’”.

“La ex modelo de Playboy Angie Everhart fue a una de las fiestas de Guy el mismo año en que filmaba “Wicked Minds” en Montreal. Everhart, quien es conocida en el jet set por sus salidas con el príncipe Andrés y Sylvester Stallone, dice que en el momento en que atravesabas las puerta principal inmediatamente te sentías transformada”.

Fiesta años 60 y mucho resguardo
‘“Laliberté le comentaba a sus amigos que sus fiestas eran un tributo a ellos. Él quería que la gente se sintiera como en los años ’60, pero con un giro moderno. Él aseguraba que cualquier cosa que pasara esa noche estaba bien’. ‘Tomaba muchos riesgos con el sexo, las drogas, el alcohol y las mujeres’, dice Ted un amigo de Laliberté. ‘Pudo haber colapsado todo en su cara. Sólo un incidente, como una sobredosis de drogas o una mujer acusando que fue violada y habría sido difamado. Pero los resguardos que tomaba para evitar cualquier ocurrencia eran muy grandes. ‘Claro existía mucha seguridad y personal de apoyo, pero no podían monitorear todo lo que pasaba, habría sido imposible hacerlo. Él confiaba en sus amigos y nunca lo decepcionaron. Nunca vi ni una pelea y eso que muchos de los presentes con sus esposas intercambiaban parejas o se acostaban con otras mujeres. El ambiente era tipo ‘todo vale. Nadie protestaba’”.

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