Dos meses de ensayos a razón de tres a cuatro horas diarias promedio son parte del desafío y el compromiso por ser siempre Peores. Los Peores de Chile, para ser exactos: el grupo rockero, uno de los más populares de los años '90 en nuestro país, autores de los éxitos radiales "Chicholina" y "Síndrome Camboya", ha estado preparándose a ese ritmo para su reaparición formal en vivo en Santiago, este viernes (ver recuadro) en el Club Cadilac del barrio Club Hípico en la capital.
El grupo se había disuelto a fines de la década pasada, y hoy son los tres fundadores entre Pogo (voz, armónica y guitarra), Jando Guzmán (guitarra) y su hermano Klein (bajo) los que se han reunido, junto al baterista David Osorio, quien también trae un paso previo por la banda. Desde 1996 los hermanos Guzmán tocan en paralelo en el grupo de punk, rock and roll y blues Los Revoltosos, y en los últimos años Pogo reapareció a su vez a la cabeza de un nuevo cuarteto, Locos Por Larry, pero ahora están de vuelta en su banda original.
-Ya nos conocemos, estamos más viejotes, ha pasado harto tiempo -sitúa Klein, que de hecho dio sus primeros pasos incluso antes, como bajista de varias bandas punk tempranas y de Profetas y Frenéticos, el grupo rocanrolero de Claudio Narea-. Ahora la idea es sonar bien, primero agarrar el ritmo de los temas antiguos y después crear, que es lo más importante que queremos hacer.
-No es una aventura.
-Bueno, aventura sí, tío -agrega Pogo, con el acento castizo ganado durante los años que vivió en España antes de llegar a Chile para incorporarse en 1987 como guitarrista de la precursora banda punk Fiskales Ad Hok, aún vigente-. Para mí todo es una aventura. Salir de tu casa en una aventura. Pero se supone que tiene que ser para largo.
De hecho ya hay una canción nueva en el repertorio: se lllama "Loco de amor" y proviene del repertorio de Pogo en Locos por Larry.
-¿Suena diferente al estilo de Los Peores de Chile?
-Suena como un cañón -define el cantante-. Muy panky, muy panky. Hay gente que nos dice que sonamos diferente, tipos que han ido a tocatas de Peores y parece que nos encontraban más poperos o más blandos antes. La mayoría dice que hay mucha solidez en la banda. A nosotros no nos parece nada nuevo, porque los ensayos son bestiales. Seguimos dándole, dándole, paramos y volvemos a tocar, y pobre del que se equivoque, porque… penas del infierno.
-¿Corren multas?
-Noo -descarta Pogo-, multa no, pero lo violamos entre todos. Y éstos se equivocan siempre, tío (risas).
-Hay unas ganas especiales de tocar -dice Klein-. Porque ha pasado el tiempo, pero nunca nos hemos dejado de querer (más risas).
-¿Hay un cariño, entonces?
-Noo, cariño no -dice Pogo.
-¿Pero si Klein dijo eso?
-No, sólo es el dinero, compadre. La plata.
-No, hay algo personal, porque si no existiera eso no habría nada -agrega Klein-. La idea de ganar lucas siempre está. Pero la movida de crear música y hacer una banda pulenta como somos, eso es lo más importante.
Chicholina en Camboya, el sonido
Los Peores de Chile se iniciaron en 1993, como parte del circuito underground de comienzos de esa década y con una mezcla entre punk, rockabilly y blues que ni un otro grupo dominaba con esa propiedad. "Síndrome camboya" fue su primera grabación, incluida en la compilación Con el corazón aquí II (1994) que editó la Asociación de Trabajadores del Rock (ATR), y ese mismo año lanzaron su primer disco, Los Peores de Chile.
-Acontece que desde el primer día que nos juntamos con el Pogo siempre se dio fácil, yo creo que por las influencias musicales -se remonta Jando Guzmán, el guitarrista-. A Pogo le gusta el rocanrol, blues, punk y rock… Tocábamos un acorde y ya las cosas empezaban a salir solas. Entonces no había más problemas, sólos los oídos. Y eso es lo que ahora también se da cuando nos juntamos. Nos ponemos las guitarras y todo marcha.
-Hay una confianza -agrega Pogo–. La confianza que nunca he podido tener hasta ahora con otros músicos, porque no sé lo que van a hacer, sé que tienen otros gustos. En cambio a Jando le digo que quiero un punteo (de guitarra), en dos minutos lo hace y ahí fluye. Él sabe. Estamos en la misma sintonía.
La plaza de baterista fue siempre la más móvil en Los Peores de Chile. Antes del actual David Osorio, quien además tocó con la banda punk Los Insurgentes, el lugar fue ocupado por gente como Bruno Astele y Semilla. "Y ésos eran los que veían", precisa Pogo. "Porque entremedio de cada uno de ellos pasaban diez o doce".
-Era desgastante -recuerda Klein-. Ahora David es un amigo y podemos hacer que la banda suene como queremos, siendo que el baterista es el setenta por ciento de que la banda suene bien. Por eso es a quien le damos más trabajo.
-Llevamos años de carrete tocando y eso da más seguridad, más claridad -comenta Jando-. Estamos todos cantando más, haciendo más coros, tratando de llevar las canciones siempre adelante.
-¿Tampoco suena igual que en los discos?
-Hay canciones que tenemos que llevarlas a la par -admite Pogo-. "Síndrome Camboya", "Chicholina", "Hollywood boulevard". No les puedo hacer ni una variación porque te sacan la cresta y podemos arriesgar nuestra vidas. Pero al resto hacemos variaciones, yo cambio mis líneas vocales, Jando le hace otros punteos.
Estreno en Coquimbo, el regreso
Ya hubo un apronte para esta nueva temporada de Los Peores de Chile, el 6 de junio pasado, cuando el grupo fue invitado a tocar al puerto de Coquimbo. Ése fue su real regreso al escenario.
-Viajamos un montón de horas -recuerda el bajista-, fue una tocata bien pancarra y el público respondió de una manera súper buena. Y estábamos vueltos locos tocando arriba del escenario también.
-Yo tengo a un amiguete allá, el Masa, Masapank, que mueve tocatas, y me ha llevado varias veces a tocar con Locos Por Larry -agrega el cantante-. Y me dijo que organizáramos una movida para Locos Por Larry. Y le dije "Se acabó Locos por Larry, compadre, no pasa ná".
-Ah, ¿y se acabó Locos por Larry?
-Sí. Pero inmediatamente le dije "No, pero hemos vuelto con Peores de Chile". Se emocionó, habló con todo el personal de Coquimbo y se dio un interés inusitado para lo que había estado haciendo normalmente. El aforo del local era de ciento cincuenta personas y teníamos doscientas cincuenta.
-¿Fue buena elección partir en Coquimbo?
-Choros pulentos, se portaron súper bien.
-¿Público exigente?
-Mmh… no sé qué tan exigente. Costaba dos lucas y todos llegaron con luca, así que no sé qué tanto podían exigir (risas). Pero por lo menos no hubo daños a la propiedad, Carabineros no apareció, no nos robaron nada.
-¿Esos son buenos signos?
-Es que eso sucede siempre. Es parte de una tocata, Carabineros de Chile y los daños. Bueno, tampoco había mucho que romper adentro del local (se ríe), para qué estamos con cosas.
-En todo caso los chicos ahí valoraron un montón que hiciéramos la primera tocata allá -explica Klein-, para descentralizar un poco.
1994-1996, la Peoresmanía
Hay consenso en el grupo acerca de que esa fecha en Coquimbo fue la primera de la alineación original en trece años. Luego de la ruptura entre Pogo y los hermanos Guzmán, el cantante mantuvo al grupo con nuevos músicos y editó un segundo disco, Trece mordiscos de amor (1998), con canciones como "Mal boy" y "Cerdo por liebre". Pero este núcleo no tocaba en el mismo escenario desde 1996.
-Volvimos de una gira y nos agarramos a combos en el primer ensayo, me acuerdo -se ríe el cantante-. Ya quiero olvidarme de esa historia, pero son como doce o trece años.
-Fue en una gira al sur -agrega Klein-. Volvimos hechos polvo, y la energía estaba un poco baja. Fue como una tontería y explotamos todos, con el estrés, la gira, había mucha revolución en la cabeza.
-Además de que, tío, toda esta movida de Peores de Chile, el boom que empezó, nos pasó la cuenta sin tener ningún control de lo que pasó. Nosotros queríamos ser la mejor banda punk del sector, queríamos empatar con Fiskales o superararlos, porque (Fiskales Ad Hok) era la banda peak de ese momento. Bueno, y todavía.
-¿Y superaron a los Fiskales Ad Hok?
-No sé, tal vez, pero la movida con los Fiskales era simplemente que yo estaba apestado y tenía una guerra intestina, pero era algo personal. En realidad nunca hubo guerra porque siempre los quise y los tenía como amiguetes. Habían pasado cosas entremedio, yo me sentía ofendido, y como soy bastante hipersensible multiplicaba las cosas por diez. En el fondo fue bueno, porque eso sirvió para potenciar a esta banda, hacerla más fuerte, más aguerrida. Pero al mismo tiempo fue un arma de doble filo.
-¿Por qué?
-Porque de pronto terminamos sin salir a la calle, porque nos esperaba la gente en la puerta, no podía subir a un Metro, no podía andar por ninguna parte. Y ahí, hablo por mí, ¿no?, ya sabes que cuando uno está en mala y tiene un carácter explosivo, el radio de acción afectado es la gente que está inmediatamente al lado tuyo. Era esta gente (Jando y Klein) la que tenía más cerca y son los que empezaron a soportar, o a no soportar, mis continuos cambios de carácter. Y esa movida inevitablemente te lleva a colapsar.
-¿A los demás les pasó lo mismo con el estrellato?
-Sí, fue igual, pero cuando pasó nos importó una raja toda la fama, la plata, nada -recuerda Klein-. Estábamos hasta aquí y fue cosa de decir chao, no hay vuelta.
-¿Qué les parece a los Guzmanes el segundo disco del grupo, donde ustedes no grabaron?
-Hay que ser amplio de cabeza y consecuente con lo que estamos viviendo -dice el bajista-. No nos vamos a poner cabros chicos, "ay, no voy a tocar este tema porque éste lo grabó otro". Eso no existe. Son temas que hizo Pogo, son historia de Peores y son temas buenos, de hecho los vacilamos como si fueran nuestros.
-Casi todo el primer disco está creado por nosotros como banda, como amigos -agrega el cantante-. Cuando ellos se fueron yo continué, ¿me entiendes? Como cuando te cortan un brazo y sigues tomando los vasos así con el muñón. Entonces los temas no difieren mucho, no empecé a hacer otra música.
-¿Y ustedes cómo encuentran a Pogo ahora?
-Pa' mí sigue siendo el mismo Pogo -dice Jando-. Y mientras siga así en la manera de crear y con las ideas que tiene, la raja, porque la cosa siempre ha funcionado así.
-Yo no creo que hayan pasado doce años -concluye Klein-. Creo que estamos todos en "Lost" (risas). Es que si no fuera así no estaríamos tocando.