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Brillante piano mexicano

El ciclo de grandes solistas de uno de los instrumentos maestros de la música occidental vino a ratificar la altura de los nombres que están en el cartel de esta serie en el Teatro Municipal.

24 de Junio de 2009 | 11:28 |
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Un solista mexicano para engrandecer el piano clásico en Latinoamérica. Su presentación en el teatro Municipal capitalino arrancó algunos de los más etruendosos vítores.

Teatro Municipal

La presencia del pianista mexicano Jorge Federico Osorio en el ciclo “Grandes Pianistas” del Teatro Municipal vino a certificar la excelencia los artistas convocados al escenario de nuestro principal coliseo musical. Su vasta carrera le ha llevado a los más diversos escenarios, teniendo la oportunidad de actuar bajo la batuta de grandes directores, siempre con gran éxito de público y crítica.

El programa presentado en esta oportunidad muestra la amplitud de su repertorio, así como su dominio de estilos y autores diferentes. Con la “Sonata N° 48 en Do mayor” de Franz Joseph Haydn dio inicio a su presentación. En sólo dos movimientos la obra es fiel exponente del estilo clásico de su autor, que fue captado de magnífica forma por Osorio. El solista mexicano se movió entre lo severamente expresivo del comienzo -destacándose la claridad de los fraseos y su segura digitación-, hasta la gracia elegante del segundo movimiento -con sus claros diálogos insertos en transiciones-, donde podemos reconocer en momentos un carácter casi chispeante.

Continuó luego con una de las más hermosas obras de Franz Schubert. Se trata de su “Sonata en Si bemol Op. Póstuma” y en ella Osorio impuso un mayor peso sonoro, tanto como un seguro manejo de contrastes para lograr así gran expresividad en cada uno de los pequeños mundos expuestos por su autor en su primer movimiento. De esta forma fue entrañable el carácter entre dolido y melancólico logrado por Osorio.

Cercano al desgarro es su segundo movimiento, que se inicia con una poética introducción que desemboca en una pasión contenida, estupendamente resuelta por el visitante. Sus dos secciones mantuvieron una adecuada y expresiva tensión. De una carácter más popular es el tercero de ellos. Ahí el pianista destacó muy bien los temas. El cuarto movimiento fue un modelo en el manejo de los contrastes, que van desde lo liviano hasta desplegar gran fuerza para luego mostrar un delicado arco expresivo. La entrañable versión conmovió fuertemente al público que no dudó en ovacionar la gran versión de esta una de las más bellas obras de su autor.

Los preludios del maestro francés

Los “12 preludios” del Libro Segundo de Claude Debussy, que finalizó su presentación, nos sumergió en el Impresionismo. Osorio fue capaz de captar el carácter unitario de cada uno de ellos al delinear cuidadosamente sus elementos contrastantes. Estos van desde lo introspectivo a lo extrovertido, pasando por lo concreto, como en el caso del tercero, con una fuerte influencia española.

Algunos de ellos exigen poseer una estupenda técnica, como las secciones rápidas que demandan una digitación impecable. Es uno de los valores que posee Jorge Federico Osorio. Los interminables aplausos obligaron a dos encore: primero una sensible y bella versión de la “Zarabanda de la Partita N° 1” de Bach, para culminar con la exigente y hermosa “Balada mexicana” de Manuel Ponce, que le permitió hacer derroche de sus condiciones técnicas y expresivas.

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