María Martha Serra Lima hace gala de su honestidad a toda prueba

SANTIAGO.- "Todo el mundo está necesitado de amor, vivimos una vida de tanto trabajo, de sobrevivir, no se le da tanta importancia a los sentimientos. Entonces, cuando vas a ver un espectáculo así, en que te olvidás de los dramas de todos los días, lo pasás bien y soñás con el amor, es precioso".

La cita corresponde a la cantante argentina María Martha Serra Lima, y no está hablando de un show que acaba de ver o del último que la deslumbró. Se refiere nada menos que a su propio concierto, a las presentaciones que en estos días está comenzando a ofrecer en Sudamérica y que en julio la traerán a Chile, para ofrecer un show en Santiago (16) y otro en Viña del Mar (18).

Y aunque para algunos la frase pueda sonar algo arrogante, nada está más lejos del objetivo de la intérprete de "Como toda mujer". Para ella, ese perfil que destaca en sus conciertos no es más que la decantación lógica de 32 años de trayectoria.

"Después de 32 años tengo cantidad de canciones para elegir, cada vez más bonitas. Son 22 discos. Entonces elijo lo que más me guste, pero cada vez son más las canciones que me gustan. Por eso salen cada vez mejor (los conciertos), porque uno elige los temas más lindos que tiene", dice.

Ni Sandro ni Viña

Esa misma honestidad que la lleva a enaltecer su show, es la que le permite reconocer que ni siquiera ha llamado al cantante Sandro, compositor de algunos de sus éxitos, su compañeroen el éxito "Cosas de la vida" y a quien la habría unido un nunca bien aclarado romance. El legendario artista argentino hoy está gravemente enfermo.

"Es que sé que me voy a poner a llorar. Le va a hacer muy mal, porque yo soy de las taradas muy emotivas. A una persona enferma, sabiendo que está mal, ¿qué le vas a decir? Es muy difícil que se mejore. La vez pasada estuve a 20 metros de su cuarto en el sanatorio. Me dijeron '¿lo querés saludar?', y yo respondí '¡ni pienso!'. Caer así de sorpresa. Prefiero enterarme de cómo está, pero no molestarlo", reconoce.

Pero igualmente pone en un lugar importante de esos 32 años a su compatriota, al igual que a su paso por el Festival de Viña, su más vivo recuerdo con Chile.

"Fue inolvidable. La antorcha de plata, que la estoy viendo acá en mi casa... Acá sólo tengo las cosas más entrañables que me he ido ganando. El resto está en la oficina. Fue muy emocionante para mí, fueron todos divinos conmigo y sé que no es un público fácil", dice sobre esa noche de 1984, que anota como una de las pocas en que ha llegado a llorar sobre un escenario.

Sin embargo, y a diferencia de colegas que hablan una y otra vez sobre lo mucho que les gustaría volver a la Quinta Vergara, y hasta se candidatean sobre la base de méritos pasados, Serra Lima muestra que eso no es algo que le quite especialmente el sueño.

"Lo que pasa es que el Festival cae cuando yo estoy haciendo temporada de tres meses en un teatro. Yo fui de jurado y estuve como diez días. Si al empresario que me contrata para el verano le saco esa cantidad de tiempo, pues me asesina".