Danielle Gilson ajusta el repertorio para esta noche en el Mesón Nerudiano. No se tocará el himno americano, mas sí sus clásicas canciones populares.
Patricio UlloaSANTIAGO.- Hay un músico que conoce todas las melodías inmortales de Estados Unidos. Se llama Valentín Trujillo y en alguna ocasión armó su propio equipo de baloncesto con los máximos compositores populares: George Gershwin, Cole Porter, Irving Berlin, Jerome Kern y Richard Rodgers.
Son cinco nombres fundamentales de un cancionero americano que volverá a escucharse la noche del 4 de julio, el día de la independencia estadounidense, en el Mesón Nerudiano, en la voz de Danielle Gilson y un ensamble sin batería formado por Américo Olivari (piano), Cristóbal Menares (guitarra) y Miguel Pérez (contrabajo).
Cantante oriunda de Filadelfia y radicada en Santiago de Chile, Gilson se ha especializado en ese portafolios sin fondo de piezas conocidas como standards, aunque ella anuncia un giro: “No voy a hacer ‘My funny Valentine’ porque todo el mundo la canta. Prefiero canciones que no siempre se escuchan en conciertos”.
Así abre el abanico melódico y poético de canciones que en su mayoría provienen de shows y musicales de Broadway, que mezclaron el blues de raíz africana con la música de imnigrantes de Europa del Este y que terminaron por consolidar el songbook, o sea el cancionero.
“El jazz sólo pudo nacer en Estados Unidos, el único país donde se aceptaron a todos los inmigrantes del mundo. El jazz es una cazuela gringa. Y con merkén. Esa es la parte spicy del jazz”.